31.10.10

El Estado-Orga


1ª quincena noviembre 2010


La intimidad con que José Mujica presentó sus condolencias a Cristina Fernández deja columbrar un adentro ciudadano[1]. Por lo mismo no se entiende, en términos de ciudadanía, a que corresponde el detalle de proximidad. Una proximidad tal permite sin embargo eludir la comparación, entre Néstor Kirchner impeliendo a sus huestes parlamentarias contra la impunidad[2] y Mujica desentendiéndose de los votos que pudieran faltar para lo mismo con un “Si la fuerza política no tiene los votos, no tiene los votos y chau…así de sencillo”[3]. Tan sencilla prescindencia de la justicia surge, conviene entenderlo, de su compromiso con el país como un todo, con un sexto sentido ciudadano que deja dentro de la ciudadanía tanto a los que motivaron como a los que sostienen la Ley de Caducidad, en cuanto no correspondería al gobierno encarar un tema que “divide al país”[4]. Tal compromiso no será nunca un Kompromiso en un sentido de inicial apelativa, porque el todo-país no se compromete con nada en particular que ya no se encuentre sumado de antemano. No en vano el “habrá patria para todos o no habrá patria para nadie” ya perdió desde largo tiempo atrás el “no”, para quedar sobreseído de la alternativa en un desodorado “de todos”, ecuánimemente incrustado en paneles relucientes de publicidad. Tal compromiso no llegará nunca a un Kompromiso, ni Mujica dejará de recordarle al votante frustrado el anhelo electoral de un Mujika[5].

Estos excesos de K(irchner) no parecen ser meramente el ejercicio funerario a que se libran los medios masivos en búsqueda de audiencias sensibilizadas, en cuanto la mayor parte de los homenajes vienen de quienes manifestaron o manifiestan reparos, pero además porque lejos de abrumarse en las brumas del dolor, los obituarios conducen a enumeraciones severas y agudas. Entre esos ejercicios de contrición crítica no se encuentran por cierto la enorme mayoría de los medios uruguayos que ayer vinculaban a Kirchner con la demagogia peronista que cedía ante el voto piquetero, incluso, los que hoy se dan vuelta en el aire con aroma a repollo fraybentino, todavía ayer encontraban que la Corte de la Haya no había condenado “sustancialmente” a Uruguay, cuando le imputó violar el código del río Uruguay. Para tales narinas dilatadas por el chovinismo bizantino lo sustancial sería que un tribunal jurídico internacional entendiera en polución (que el fallo nunca dijo que no hubiera, sino que no quedaba probada) y no en derecho. Sin hablar de lo que ha sido la doctrina diplomática de siempre del Uruguay, que nunca hizo otra cosa que apegarse a un derecho internacional que es su único escudo estratégico ante vecinos ogrescos.

La Komparación entre gobiernos de las dos márgenes del Plata le ha quedado larga por lo alto a la comparación jurídica, que muchos pretendían que nos favorecía a los uruguayos por antonomasia. Quizás por esa razón de estatura crítica Tabaré Vázquez ha decidido asimismo estampar su firma a lo indio, dejando el “Vázquez” de lado en las condolencias presentadas a la viuda presidenta de la Argentina[6]. Tal indigenismo de rúbrica no lo dejará más autóctono frente a un germánico Kirchner, que sin embargo autenticó la inicial teutónica con la gesta criolla.

El afuera-adentro no pasa por un continente-contenido, si tal hubiera no pasaría nada que no fuera guionado, sino que pasa por pasarse del límite. Lo que Derrida llamó limitrofia[7]. Quien mide el equilibrio ya lo perdió: uno mismo lo mantiene en cada quien.

De ahí quizás el afán de encerrarlo en una intimidad que sin embargo puede convertirse de golpe y porrazo en una ajenidad propia, por ejemplo cuando se da por inamovible una tradición prestigiosa. La negativa de Saravia a votar la interpretación democrática que desarticularía la Ley de Caducidad[8] se funda en una Soberanía del voto popular (plebiscito mediante) que somos todos sin distingo, por lo que quedamos mezclados en derechos humanos propios y ajenos tanto los que los violaron como sus víctimas. Esta mezcla no desacredita a los derechos humanos, sino al Soberano, según se supone que los encarna. Esa suposición admite un origen: toda posición está suplida de antemano por una sub-posición: “la ceiba ceiba con su penacho/ el padre padre con su muchacho”[9].

La mezcla de(l) origen es la marca de la oscuridad, es la oscuridad que marca lo ignorado, el punto en que el desprecio de la teoría alza la copa de la organicidad sin decisión posible: “la Orga”[10]. Este denominativo paradigmático se opone por sus fueros de “más o menos” a otro apelativo carismático, que a su vez luce fueros “científicos” igualmente oscuros por su origen: “el Partido”. “La Orga” y “el Partido” se contraponen cruzándose por fuera de todo distingo individuado: o la decisión provisional de un vientre ignoto y maternal o la condescendencia sapiente de un padre (ex) seminarista y bigotudo. En los dos casos más vale no preguntar en el sentido de la cuestión (por ejemplo, la cuestión “cuestión”).

Por eso la verdad del dilema entre el adentro-ciudadano de la condolencia íntima de Mujica ante Cristina o de la ajenidad-propia de la Soberanía macaneada por Saravia transluce en una misma clave de ceguera: el conflicto entre aparatos del Hospital de Ojos[11]. “La Orga” y “el Partido” viven y luchan entre sí. Pero esta vez, un ardid de la Historia que ni Hegel hubiera hacheado con su emblemática hache (H)egel-(H)ombre-(H)istoria puso a la cabeza del Estado lo que hubiera debido permanecer en su cavidad digestiva: la oscuridad bioquímica quejumbrosa, generando un formidable retorcijón de la istoria (sin hache) que es lo propio del relato (y en ese sentido lo mezcla todo en la lengua, incluso por MP24): el Estado-Orga.

Si “el Partido” concentraba en amables campos siberianos cualquier disidencia que sonara a intentar tapar el sol del Estado con un harnero de crítica, “la Orga” se abre paso a mandobles justicieros de ojos vendados, aunque no justamente por la ley, sino por un dogma iletrado: “los hechos nos unen, las palabras nos separan”[12]. En tanto conflicto de visión, tal enfrentamiento tomó por campo emblemático el Hospital de Ojos, donde a troche y moche “la Orga”, empinada en un cenáculo de sellos gubernamentales, hizo papilla la mirada dialéctica de “el Partido”[13], más acostumbrada al desfile militar que divisaban desde lo alto del Kremlin tres tipos filmados a distancia, que a estos juegos de dados echados al azar por carencia de visión teórica (theorein: ver considerando).

Unos y otros, tanto en clave de intimidad-ciudadana como de propio-ajenidad, hacen bien en disputarse el Hospital de Ojos. Se trata de un hospital del alma política de la izquierda histórica, herida de senectud bajo la globalización, más semejante por el paradigma al Piñeyro del Campo que a Invalides. La hospitalización se explica, incluso según Aristóteles, para quien “la mirada es el alma del ojo”, en cuanto tal mirada del más allá se gangrena ante la pantalla de emisión, que le impide trascender la barrera de electrones y deja en su lugar un alma podrida. Su inicial de H(hospital) seguramente alberga como minúsculas lisiadas las otrora mayestáticas de Hegel, Hombre, Historia. Mientras tanto, la K no la pensó nadie en particular, pero la oyeron muchos en plural, piqueteros, quizás, piKeteros. Allí también se forma un campo de visión, una teoría multitudinaria y precisa como una grafía, visible como su cuerpo de letra, invisible como el sonido del alma que permite pensar y por consiguiente, ver considerando.


[1] “Diálogo íntimo” La República (29/10/10) Montevideo http://www.larepublica.com.uy/politica/429499-dialogo-intimo

[2] Bruschtein, L. “El odio de los que odian” La Republica (29/10/10) http://www.larepublica.com.uy/larepublica/2010/10/29/nota/429413

[3] “Mujica: caducidad es tema de los parlamentarios” Observa (28/10/10) http://www.observa.com.uy/actualidad/nota.aspx?id=104003&ex=25&ar=1&fi=23&sec=8

[4] Op.cit. supra

[5] “Volvió a caer la aprobación de Mujica” Observa (29/10/10) http://www.observa.com.uy/actualidad/nota.aspx?id=104082&ex=25&ar=2&fi=19&sec=8

[6] “El mensaje de “Tabare” La Republica (29/10/10) Montevideo http://www.larepublica.com.uy/politica/429501-el-mensaje-de-tabare

[7] Derrida, J. (2002) O animal que logo sou, Säo Paulo, p.57.

[8] “Saravia no se ira de sala y votara en contra de la ley interpretativa “ El País (21/10/10) Montevideo http://www.elpais.com.uy/101021/ultmo-523381/ultimomomento/saravia-no-se-ira-de-sala-y-votara-en-contra-de-la-ley-interpretativa

[10][10] Apodo dado al MLN-Tupamaros por sus militantes.

[11] Uval, N. “Según el cristal con que se mire” La Diaria (22/10/10) Montevideo http://ladiaria.com/articulo/2010/10/segun-el-cristal-con-que-se-mire/

[12] “Compañeros por todos lados” La República (09/10/10) Montevideo http://www.larepublica.com.uy/politica/427276-companeros-por-todos-lados

[13] Valenti, E. “Assé la plancha” Uy.press (26/10/10) http://www.uypress.net/uc_9604_1.html

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ricardo, muy buen análisis como siempre. Nos hemos visto personalmente en reuniones de la RFU y no te lo he dicho, pero sigo con interés tus publicaciones. Un abrazo. Andrés

Contragobernar dijo...

Andrés: recuerdo muy bien tu participación y los textos que has venido publicando en RFU. Creo que en este texto la cuestión teórica del origen no está enteramente resuelta, aunque hay una indicación. Es una cuestión cardinal con relación a la matriz organicista y evolutiva, en la que estriba gran parte del diferendo entre estructuralistas y marxistas.

Gracias por señalarme la lectura, que me alienta particularmente viniendo de tu parte.

Saludos, Ricardo.