26.11.18



Humanidades: una facultad en riesgo de crítica

1a. quincena, diciembre 2018


Dos señales de sentido opuesto y significación agregada


Este viernes 23 de noviembre los docentes de Humanidades recibíamos un comunicado de decanato, donde se informaba de un segundo daño a la misma facultad,1 que sigue al que sufriera a inicios de 2016 el Grupo de Investigación en Arqueología Forense (GIAF). Se trata de dos acciones de significados políticos diametralmente opuestos, lo que destaca la significación agregada que adquieren, por afectar a la misma facultad.

Mientras el atentado contra el laboratorio del GIAF buscaba ante todo subrayar la impunidad de los autores de delitos imprescriptibles en la órbitra de los DDHH, e incluso amedrentar a quienes los investigan,2 la segunda provocación, pautada por un irredentismo feminista, promueve una radicalización de ese movimiento social. Un atentado por la derecha y otro por la izquierda parecen colocar a la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en el eje de los asuntos públicos del Uruguay. Ante todo porque se procuró, tanto en una como en otra incursión, dejar señal fehaciente de la intencionalidad que guiaba el ingreso a los locales de la facultad (en la primera, señalando amenazadoramente los domicilios de los miembros del GIAF, en el segundo con pintadas alusivas a “este sistema sus defensorxs y sus falsxs críticxs”).

La condición de víctima de grupos que persiguen ilegalmente objetivos de índole política parece tanto más paradójica, con relación a la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, en cuanto la casa de estudios implementa líneas adoptadas desde el ámbito central de la universidad, es decir, desde el Consejo Directivo Central.3

Esta inscripción rigurosa en las orientaciones institucionales, que caracteriza a la facultad agredida, contrasta ante todo con las iniciativas singulares protagonizadas, en particular bajo el rectorado de Roberto Markarián, por diversos sectores universitarios:4

-desde el Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias, que dirige el Doctor Daniel Panario, provino el cuestionamiento de la Ley de Riego que desembocó en una campaña pública protagonizada por el propio Pit-Cnt

- la actividad de docentes del Instituto de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura, cuestionó la enajenación del Dique Mauá, con una gravitación decisiva en el abandono del mismo proyecto por el Parlamento nacional

- la exitosa oposición del Rector Markarián y de la decana de la Facultad de Ingeniería María Simón, impidió la integración de los datos de la educación primaria y secundaria en la Plataforma Google

Por contraposición a esas iniciativas singulares de núcleos universitarios, la facultad que se toma por blanco político desde posiciones tan disímiles, se ha caracterizado por el cumplimiento de orientaciones institucionales dictadas por la conducción universitaria. Salvo en el caso de la iniciativa tomada por la Dra. Alma Bolón, con relación al emplazamiento del bronce que recuerda a tres poetas de lengua francesa de nacionalidad uruguaya (Lautréamont, Laforgue y Supervielle), iniciativa correlativa incluso a una significación académica (Alma Bolón es Prof. Titular de Literatura Francesa),5 la facultad a la que pertenece esa docente no ha tomado, como propios, cometidos que no fueran impulsados por la conducción del conjunto universitario.

Pese a esas orientaciones adoptadas por encima de cualquier facultad en particular, no surge de ninguno de los mensajes consignados por los grupos que atentaron contra la facultad, ni tampoco del contexto externo de expresiones afines a esos propósitos, la impugnación de la institución universitaria como tal. Esta situación paradójica de directivas centrales a la institución, que se toman sin embargo por blanco exclusivamente en el ámbito de las Humanidades, pareciera sugerir que se asocia la actividad humanística con cometidos que la trascienden. Por extensión de ese registro pareciera, asimismo, que esas cuestiones humanísticas atraviesan problemáticas cruciales para la condición universitaria como tal.


La universidad de la crítica ante la sociedad del riesgo


En un pasaje de difícil comprensión para quien no cuente con una percepción “sobre el terreno”, pero que viene a ser confirmado por esta situación de una facultad en el Uruguay, Derrida sostiene que la cuestión de la universidad se discute, “privilegiadamente” en la universidad y en los departamentos de Humanidades.6 Pero también sostiene que al momento de procurar fondos para las universidades, las Humanidades se encuentran en situación de rehén de las facultades “de ciencias puras o aplicadas”.7 La contraposición entre una y otra observación (la problemática universitaria se siente como propia sobre todo en las Humanidades, pero las Humanidades no llegan a legitimar públicamente las demandas que les son propias) corresponde a una creciente disociación entre la conducción pública de las sociedades y la cuestión universitaria como tal. Mientras esa conducción pública se presenta como una estrategia destinada a la neutralización de factores de riesgo (marginalidad creciente, desocupación laboral, fracaso educativo, etc.), la universidad propende, por su misión relativa a un contexto mayor, a una lectura del presente que no admite sesgos menores.

El poder mundial no puede enarbolar, desde la crisis de las “subprime” en 2008, una perspectiva de superación estratégica de los conflictos, mientras se suscribe bajo un manto de silencio teórico, la tesis de una “crisis permanente”, que se justifica en términos de “factores de riesgo”. La crisis se convierte, bajo la coartada de “riesgo” en lo que Dardot y Laval denominan “La crisis como forma de gobierno”.8 Esta substitución de la crisis por el riesgo supone, asimismo, la supeditación de la crítica al procedimentalismo tecnológico, con el consiguiente asedio a la misión crítica de la universidad -mandatada, valga la expresión desgastada, por su “ADN”.

El asedio tecnocrático de la universidad sigue dos vías diferentes y complementarias:

-la constitución de un mercado de conocimientos, vinculado al ámbito de las “publicaciones reconocidas y de impacto”, cuyo lema es “publicas o mueres”, con el sobreentendido de “publicas donde yo hago vivir”.9

-por otro lado asoman las agencias gubernamentales, que pretenden articular las actuaciones universitarias con las dinámicas empresariales, particularmente a través de las orientaciones de “innovación” y “competitividad”.10

En cuanto ese asedio a las universidades esgrime un criterio de eficacia tecno-económica, el horizonte que se promueve no es el de una crítica capaz de fundar una alternativa, sino la adaptación a índices de riesgo que pudieran afectar el equilibrio público, equilibrio que viene a ser entendido desde el parámetro económicamente reductor y socialmente letal de la eficacia empresarial.


Una facultad en riesgo de crítica


Difícilmente vinculables a una facturación de índices de riesgo, las Humanidades no corren otro riesgo que el de abandonar la crítica. En universidades cada vez más asediadas por un planteo de competitividad miope, que las catástrofes neoliberales -hoy instaladas en el vecindario argentino y mañana en el brasileño- no dejan de ilustrar a repetición, la crítica no puede transitar por una conducción pública orquestada desde la propia globalización (FMI, Banco Mundial, OCDE, G20, etc. mediante). Por esa razón toda crítica debe intervenir desde el conflicto, ya que de lo contrario arriesga someterse a la neutralización tecno-empresarial que la reduce al riesgo. Lo mismo sucede, más allá de la actividad crítica, con la universidad como tal, como lo demuestra fehacientemente el creciente número de iniciativas universitarias que ingresan, por sus propios fueros académicos, entre las actuaciones públicas, sin recibir el dudoso sacramento de “políticas de Estado”.

Puesta en medio del conflicto público pese a un irreprochable comportamiento institucional, la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación parece llamada a abandonar un riesgo fatal: el abandono de la crítica.


1Vandalizaron local de la Facultad de Humanidades: “Fuego al patriarcado”, El Observador, (23/11/18) https://www.elobservador.com.uy/nota/vandalizaron-local-de-la-facultad-de-humanidades-fuego-al-patriarcado--2018112314942
2“Uruguay: marcha del silencio contar la impunidad”, Red latina sin fronteras (15/05/16) https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2016/05/15/uruguay-marcha-del-silencio-contra-la-impunidad/
38M.Universidad abordará problemas vinculados al género desde perspectiva de derechos”, CSE, (8/03/17) http://www.cse.udelar.edu.uy/2017/03/08/8m-universidad-abordara-problemas-vinculados-al-genero-desde-perspectiva-de-derechos/
4Respecto al sentido de conjunto de estas expresiones, ver en este blog “Dique Mauá: el dique del contragobierno” https://ricardoviscardi.blogspot.com/2018/10/diquemaua-el-dique-del-contragobierno-1a.html
5 Petición de restauración y restitución del monumento dedicado a Isidore Ducasse, Jules Laforgue y Jules Supervielle”. Recuperado de: http://entre-dos.org/peticion/?fbclid=IwAR2pJUGxyg8IZGFc6KE7mjsKEXv0fPW3dwRlPInFEOHLLgo3nrOhrKteN0M
6Derrida, J. (2001) L'université sans condition, Galilée, Paris, p.12.
7Derrida, J. op.cit. p.19.
8Laval, Ch. Dardot, P. (2016) La pesadilla que no acaba nunca, Gedisa, Barcelona, p.25.
9 Viscardi, R. (2017) "Tecnocracia y control institucional del saber" Revista Humanidades No. 3, FHCE-UdelaR. Recuperado de: https://www.aacademica.org/ricardo.g.viscardi/10.pdf
10 Viscardi, R. (2018) La Universidad de la República (Uruguay) ¿Un ente testigo de la evolución universitaria?” Recuperado de:
http://revistaeducacionypedagogiacesmag.com/ojs/index.php/EDUPE/article/view/9/pdf