22.7.19


Verificado.uy: el retorno de Bin Laden


2a. quincena, julio 2019


El eje del mal está girando


Todos sentimos que algo cambió irremisiblemente con el derrumbe de las torres gemelas. Incluso nos aqueja cierta preocupación cuando, en el mismo entorno del Montevideo Shopping, nos aproximamos al World Trade Center ubicado cerca de la aduana de Oribe.1 Por más que sea a escala de una ciudad mediana, aunque macrocéfala, las torres gemelas montevideanas son de la misma especie que las neoyorquinas.

Desechamos en ese entorno “monteoyorquino” el sobresalto que nos acucia incluso si no lo pensamos, al ver las dos torres rectangulares, entre las cuales no pasaría cómodamente un jet amenazante. Pero Bin Laden no pertenece más a este mundo, es un fantasma que nos hostiga desde nosotros mismos. No sólo no pertenece a este mundo, sino que fue inhumado en las profundidades marítimas, con el propósito de evitar que su ubicación, inclusive ultraterrena, favoreciera un culto del difunto.

La radicalidad con la que Bin Laden fue erradicado el mundo terrestre y sepultado bajo la superficie inescrutable de las profundidades oceánicas, dice a las claras que sus ejecutores decidieron que desapareciera hasta su huella de este mundo. Para borrar toda huella es necesario, tal como ocurrió con Bin Laden, que ante todo desaparezca, nos diría Derrida, toda marca. No hay huella posible que no se reconozca como el espectro de una marca.2 Desaparecido el cuerpo de la letra, desaparece con ella la palabra y por ende, el sentido. Desaparecido hasta el cadáver del cuerpo de Bin Laden, desaparece también su posible huella en este mundo.

Virilio estableció, en su momento, ese vínculo entre desaparición y tecnología, que en el caso de Bin Laden, conduce a la desaparición de Bin Laden.3 Ahora ¿qué quiere decir que Bin Laden desapareció? Podemos decir que decimos que Bin Laden desapareció. Podemos decir que queríamos que desapareciera. Pero no podemos decir que queremos que no hubiera aparecido nunca, porque allí ya lo estamos haciendo aparecer al decirlo. Por esa razón los aparecidos siguen en este mundo pese a que no pertenezcan al mundo, porque la marca también se genera desde la huella y nadie puede hacer que desaparezca la huella de Bin Laden en nuestra memoria. Porque una vez desaparecido Bin Laden incluso de nuestra memoria, también “el eje del mal” dejaría de desaparecer y con esa liquidación de lo que mueve a peor, Bin Laden volvería a atacar a las torres gemelas, ya que sólo ese ataque hizo posible la expresión “eje del mal” (y la alegría de los que lo ejecutaron al verlo perecer por la pantalla). Para hacer desaparecer marcas, es necesario hacer aparecer lo que las borra, lo que las borra, a su vez marca, incluso con borrón, porque la marca de la huella somos nosotros marcando-borrando, cada uno, por sí mismo.


La mentira piadosa es pía


Asistimos a una proliferación inaudita de desapariciones bajo la forma de espectros. Si decimos que la pantalla tiene un espectro, inclusive la pantalla que amortigua el destello de una lámpara, decimos que algo se anima que no estaría allí si no lo moviera otro. Si apago la lámpara desaparece el espectro de una mancha sobre la pantalla.4 Con más razón aún, lo decimos de una pantalla que tiene cierta ambigüedad de imagen por desdoblamiento de la marca. La pantalla tiene un espectro. En efecto, Hamlet ve a su padre a través de una armadura. Más de un presidente estadounidense vió a Bin Laden a través del mundo. La verdad del mundo es espectral: no hay presencia que pueda presentarse plenamente sin ser llamada a comparecer, quien constata su verdad in presentia cuando la llama, al llamarla consume su verdad de presencia: la menta en el fantasma. El diccionario nos dice que mentar, en el sentido de nombrar viene de mente.5 Como somos mentalmente, es algo que no pertenece de verdad al mundo, es decir, el mundo de la verdad no es el mundo del mentar, que es de mentira. Pero sin esa mentira, el mundo no puede ser llamado a comparecer, ni por lo tanto, a existir de verdad. La mentira no sólo es piadosa, es ante todo pía, no existiría en el mundo divinidad sin ella, menos, ninguna verdad.


El mal radical e-radica: Bin Laden.uy


El mal radical ha vuelto al mundo, porque el mundo en que vivimos es mentado (en el mismo sentido en que “mentar” viene de “mente”) por la tecnología. Luego, es un mundo de mentira. El afán de verificar no conduce, por consiguiente, sino a reprimir el mundo en que vivimos. En cuanto tal verificación requiere la verdad del mundo (que es de mentira porque mentado), el propio designio de verificación e-radica la mentira del espectro en la pantalla (que le sirve de mundo). El retorno de Bin Laden está verificado. Inclusive con dominio “uy”: Bin Laden.uy.6


1Edificio histórico actualmente restaurado, que data del sitio de Montevideo durante la Guerra Grande (1839-1850).
2Ramond presenta en el “Dictionnaire Derrida” la marca y la huella como equivalentes (p.149). Pero también señala que el trazo las une en la desaparición que supone la “entame” (encentadura) (p. 224). Ramond, Ch. (2016). Dictionnaire Derrida. Paris: Ellipses.
3Virilio, P. (1988). Estética de la desaparición. Barcelona: Anagrama, pp. 14-15.
4“Espectro”, RAE: https://dle.rae.es/?id=GXFgj8a
5Mentar”, RAE: https://dle.rae.es/?id=OwbSJe5
6Verificado.uy: https://verificado.uy/