2.7.10

La espoleta universitaria


1ª quincena julio 2010


La cuestión del tiempo parece haberse adueñado de la discusión universitaria en tanto discusión sobre la universidad. Esta cuestión, clásica desde un punto de vista universitario, en cuanto discusión metafísica, deja de serlo desde un punto de vista electoral, con relación a las cuestiones involucradas en el tiempo político de la misma universidad. Se trata de una reversión ampliamente discutida por la crítica de la metafísica, incluso y sobre todo cuando se plantea como imposibilidad de pura y mera clasificación de la metafísica entre las antiguallas en desuso. La reversión en cuestión ha sido vigorosamente postulada: cuando se pretende que algo ha sido superado por una posteridad trascendente, se habla desde el más allá que propugna la propia metafísica. La trascendencia que desechamos nos porta en brazos.

Esta cuestión de la temporalidad suplementaria se ha adueñado, bajo el tópico del añadido, de la propia terminología periodística, que toma a cargo el “alargue”[1] o la “postergación”[2], en tanto notas propias del tiempo excedido de las elecciones universitarias. Se connota por esa vía de la pauta temporal suplementaria o perimida, la dificultad de una discusión que no llega a ser unívoca, sin dejar de ser por ello universitaria: mientras unos sostienen que se trata de lo mismo diferido, otros argumentan que se ha agregado algo sustantivo: disputa de interpretación acerca de la postergación de la elección del rector en aras de la discusión de la reforma universitaria.

Por si de suplemento sirviera en el sentido originario de una posibilidad previa, nuestra última actualización de blog[3] atañía al carácter suplementario, hasta ahora, de la reforma con relación a las elecciones universitarias y particularmente de rector. No le duelen por lo tanto a estas páginas, prendas suplementarias a las de la propia condición previa de un criterio. Que al volverse en sí el centro de la discusión (¿se trata de la misma elección y de la misma reforma tras la postergación, o no?) señala que tal posibilidad suplementaria no estaba tan vacua por meramente anticipada en el vacío de un razonamiento[4].

Ahora, este vacío de la vacuidad, este horrori vacui de la representación, es justamente lo que constituye el centro de la disyuntiva que se agita entre unos (los primeros) y otros (los segundos), con relación al sentido del suplemento de posterioridad (alargue, postergación): ¿es mera dilatoria de una elección de Arocena que ya cuenta con nueve centros a favor (casi el 50%) y de la reforma universitaria (que ya cuenta con preámbulos aprobados por el Consejeo Directivo Central)? o, por el contrario, ¿todo cambia porque un suplemento de discusión pospone la elección (de rector) en aras de la discusión (de la reforma)[5]?

Lo pospuesto era sin embargo lo que venía primero. Por una cuestión de “tiempos” curiosamente postergada, por los tiempos que corren, los políticos en particular. Primero la autoridad (augere in regnum), luego la ley (lex). ¿Por ejemplo: qué le agrega, en efecto un latinazgo vacuo (augere in regnum, lex) y postergado, que sigue al término en lengua vernácula, tal como su suplemento al significado asignado en español? Naturalmente, es un alargue, una postergación. No dice otra cosa, sino lo mismo. Pero para otros, dice otra cosa, porque refiere a un origen. Entonces, incluso cuando se difiere en el sentido de la dilatoria, se crea un sentido suplementario, además, de origen (el suplemento de origen, que sin embargo viene después). Aunque también sucede que el suplemento de sentido sea el origen, el diferir como diferensia[6] que (heterográficamente postergado) señala que si algo queda para después es porque alguien que estaba antes lo puso en sala de espera (como a la sufrida ce rioplatense).

El di-ferir del opinar distinto genera el diferir del después y no lo contrario, a partir de una suplementariedad originaria que curiosamente se manifiesta sólo en la expresión postergada (como cuando le agrego a “autoridad” augere in regum). Por ejemplo, cuando discutimos una traducción, hablamos después del dictum, discutimos después de lo dicho, de forma tal que la forma, tal cual, viene a cuento de una cuenta regresiva, de la espoleta misma de la explosión que posibilitara un di-ferir para después:

“La structure étrange du supplément apparaît ici: une possibilité produit à retardement ce à quoi elle est dite s’ajouter”[7].

Ahora, Patricio Peñalver inunda la espoleta de retraso, es decir de diferir dilatorio, uni-temporal, cuando traduce:

“La estructura extraña del suplemento aparece aquí: una posibilidad produce con retardo aquello a lo que se dice que se añade”[8].

Tal desactivación del efecto de conflagración, posibilitada por un incremento por postergación del evento, proviene tanto de la preposición “con” que meramente “acompaña” tal evento del “llegar después de”, como de la doble reflexividad (...se dice que se...) que coloca bajo la jurisdicción de la conciencia un agregado impostergable.

Incluso el diccionario nos dice: respecto a “à retardement”:

“ Définition du mot: retardement

Nom masculin singulier. Action de retarder, le résultat de cette action.

Expressions:

À retardement ·trop tard en parlant d’une comprensión, d’une réaction

Bombe à retardement ·bombe munie d’un système qui la fait exploser après un certain temps”[9].

No se entiende como un deconstructor pudiera querer decir que la “comprensión” o la “reacción” pertenecen a la cronología, sin convertirse eo ipso en un restaurador. Conviene entonces entender que Derrida quiso decir, supliendo en el origen lo que vino después de su comprensión, que una posibilidad crea la espoleta que lleva -a que lo que se dice que la incorpora, como sucede con tal adminículo por su propia función (o sea su otredad), explote como consecuencia de la acción que supuestamente se le agrega:

“La estructura extraña del suplemento aparece aquí: una posibilidad produce à cuenta regresiva aquello a lo que se la dice agregada”.

¿Cómo se “produce” “a cuenta regresiva”? ¿Cómo “aparece” lo que es efecto de un “suplemento”? ¿Porqué es “extraña” una “estructura”? ¿Puede un “suplemento” tener “estructura” y además, de condición “extraña”? ¿Todas estas preguntas son “posibilidad(es)”, espoletas, diferensias que di-fieren a partir de su suplementariedad, que origina lo que va a pasar porque lo pone después de posibilitarlo (“poner” en tanto posar en diferido) en la interrogación?

La espoleta universitaria es una posibilidad, nada más (ni nada menos), en cuanto di-fiere un suplemento de discusión.




[1] “En el alargue” La Diaria (28/06/10) Montevideo http://ladiaria.com/articulo/2010/6/en-el-alargue/

[2] “FEUU solicitará postergar elección de rector” La República (29/06/10) Montevideo http://www.larepublica.com.uy/2010/06/29/comunidad

[3] “La implosión electoral de la reforma universitaria” 2ª quincena de junio 2010 http://ricardoviscardi.blogspot.com/

[4] Ver al respecto “En el alargue” La Diaria (28/06/10) Montevideo http://ladiaria.com/articulo/2010/6/en-el-alargue/

[5] Rótulo, M. “FEUU solicita más tiempo para debatir la elección” La República (01/07/10) http://www.larepublica.com.uy/comunidad/415537-feuu-solicita-mas-tiempo-para-debatir-la-eleccion

[6] La traducción del impronunciable en francés “différance” (suena igual que el gramaticalmente correcto “différence”) por el “diferancia”, pronunciable como diferencia fonética en español, traiciona el concepto mismo de Derrida. Este quiso decir (sin poder llegar nadie a pronunciarlo nunca) que una diferencia (entre différence y différance) que se lee no se oye, con lo cual queda fuera del sistema fonológico. Esto, en el Río de la Plata sucede con la ese y la ce (no en España) lo que le da razón por añadidura (suplemento de origen) a Derrida (porque muestra incluso la aleatoriedad cultural del sistema supuestamente central).

[7] Derrida, J. (1967) La voix et le phenomène, PUF, Paris, p.99.

[8] Peñalver, P. Traducción de La voz y el fenómeno, Pre-textos, Madrid, 1985 Edición digital de Derrida en castellano http://www.jacquesderrida.com.ar/textos/suplemento_origen.htm

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