16.4.11

Primera renuncia irrenunciable


2ª quincena abril 2011



Quizás convenga, ante todo por razones de eficacia interpretativa, dejar de lado las sospechas que ha levantado la renuncia de Eleuterio Fernández Huidobro a la banca que ocupa en el senado de la república. El beneficio interpretativo de tal abstracción surge de la propia índole del renunciante, en tanto conspicuo miembro del “ejército de sombras” que alberga la transitividad mayoritaria del alias presidencial: “el Pepe”[1].

En puridad de la información, los comentarios maliciosos sobre el pasado del renunciante antecedían en mucho, como lo admite el propio senador, a su renuncia[2]. Sin embargo, estos hechos permanecían sepultados, no sólo bajo unos cuantos títulos que destinara Fernández Huidobro al pasado político del MLN-tupamaros, organización que fundara, sino ante todo bajo el altísimo porcentaje de votación obtenido por el Movimiento de Participación Popular (MPP) que integra.

Mayoría entre las mayorías, tal votación parecía representar el reflejo más fiel de la mayoría en tanto tal. Ese reflejo espejaba en la propia presidencia, ocupada por el sentido de un alias cuya reciedumbre mayoritaria no podía dejar lugar a dudas. Sin embargo, las dudas en este caso no surgen del respaldo recibido en las urnas, sino como efecto del contagio de sentido siempre posible, por la naturaleza substitutiva del apodo, de un alias al otro. El alias de Fernández Huidobro (“el Ñato”) presenta en el uso acostumbrado una raigambre popular afín a la de “el Pepe”, pero su carga de personalidad individual no se vincula a la del exguerrillero-chacrero, sino a la dudosa calidad de autor y polemista, e incluso más atrás, a la de concienzudo marxista-leninista.

Como lo expresara Hugo Cores, “el Ñato” ha sido más temible armado de la pluma que valido de armas de guerra[3]. En esto no consiste por cierto ningún baldón, a no ser que se le mire con los ojos de las mayorías, que seguramente entenderán que el coraje de las armas supera en mucha valía al arrojo en las letras. En este punto, Fernández Huidobro parece soplar en la burbuja más delgada del “ejército de sombras” organizado bajo la transitividad mayoritaria que encarna “el Pepe”, es decir, un alias del común, poco inclinado a ejercicios literarios y polémicos. Mientras la burbuja “el Pepe” parece protegida de toda delgadez funesta del sentido por un estilo de refranero, “el Ñato” soplaba una burbuja tentadoramente brillante, para el gusto de las mayorías afectas a desencadenar el efecto “plop”.

Obligado por las mayorías electorales, el senador responde con una renuncia que no llega sin embargo hasta su organización política. Es una renuncia política a medias: al sillón senatorial, no a la pertenencia partidaria. Se parece ante todo a una renuncia mediática, porque si lo que obliga con las mayorías no obliga por igual en la mediación con las mayorías que supone la organización política, no se entiende porque tales mayorías se pondrían por encima de una consideración táctica partidaria. En la ley de la representación democrática la soberanía del sujeto popular sustenta el campo de legitimidad del sujeto político.

Si Fernández Huidobro se encuentra obligado a votar y a renunciar a su banca ipso facto, no se ve como el mismo vínculo de simultaneidad no articula su pertenencia política y dispara eo ipso asimismo la renuncia partidaria. En cuanto para el renunciante a medias el Frente Amplio sigue siendo el instrumento idóneo para las tareas progresistas de las mayorías, no se ve porqué en este punto de una ley interpretativa, como en otros, su trastabillar no fuera compensado con creces por la suma de acciones frenteamplistas posibles.

Sin embargo, unas y otras mayorías no son las mismas y aquello que fuerza mediáticamente no necesariamente fuerza desde el punto de vista de la mediación política. Si tal desarticulación simbólica de la mediación no hubiera cundido entre nosotros, no se entendería que un alias haya ocupado el sitial de la presidencia de la república, remachando en “Juan Pueblo” un reflejo de pantalla. Esa es la mayoría a la que obedece la renuncia de Fernández Huidobro. Lo irrenunciable es la circulación mediática que encadena indefectiblemente la mayoría electoral. Por el contrario no es irrenunciable la renuncia a la política partidaria, porque hace ya buen tiempo que ésta no es sino un efecto sucedáneo del sistema de medios[4].

Mirada desde este punto de vista, es probable que la irrenunciable renuncia por razones mediáticas de Fernández Huidobro obedezca al propósito de protegerlo de embates de imagen que pudieran surgir como efecto de la ley que se dijo obligado a votar, es decir, desatar la lengua de los militares enjuiciados. Pero el escándalo no es el término relevante de la decisión política, sino el límite que las mayorías ponen, por su propia índole contingente, tanto en número como en volubilidad, a la burbuja mediática “exguerrillero convertido en inofensivo escritor y parlamentario”.

Sin duda, el lugar que Fernández Huidobro ocupaba en el ejército de sombras que rodea al alias presidencial “el Pepe” era de los más insignes. Desde este punto de vista, el “plop” de la burbuja senatorial que soplara con vuelo emplumado, anuncia otros estallidos de la misma cepa, quizás menos visibles y más oscuros entre el “ejército de sombras”. Desde ya el entorno presidencial parece dividirse entre los que aspiran a la sucesión desde otro bando frenteamplista y los que intentarán caer bien parados desde el MPP, pese a la catástrofe que se anuncia, tanto en la pendiente que ha tomado la popularidad de “el Pepe” como en esta eclosión de la burbuja mediática del exguerrillero apoltronado.





[1] « Los alias del Pepe: un ejército de sombras” última actualización de este blog http://ricardoviscardi.blogspot.com/2011/04/los-alias-del-pepe-un-ejercito-de_02.html

[2] « La unidad de acción es un bien muy importante, estratégico, para el FA” (entrevista de Víctor Carrato) La República (14/04/11) Montevideo http://www.larepublica.com.uy/larepublica/2011/04/14/nota/447800

[3] Cores, H. “Fuerzas Armadas: lo pendiente sigue colgado” La República (17/04/06) Montevideo http://www.larepublica.com.uy/larepublica/2006/04/17/nota/208216

[4] Viscardi, R. “Totalitarismo mediático” Democracia del Siglo XXI (08/10/09) http://teodulolopezmelendez.wordpress.com/2009/10/08/totalitarismo-mediatico/

2 comentarios:

Laura Domínguez dijo...

Lo que más me preocupa del "efecto plop" es que funciona como cuando se soplan las pompas de jabón, se suceden irremediablemente unas a otras, y empiezan a hacer tenues estallidos llevadas por el aire. Algo así como una deriva que irrita cuando no desespera. Sólo el gato se divierte con las pompas de jabón, o un niño demasiado inocente. No me gusta ese juego.

Contragobernar dijo...

Laura: gracias por tu comentario. En el momento de elegir la imagen para el texto tuve la opción por otras que presentaban una sucesión de burbujas siguiéndose unas a otras, tal cual lo describís tú.Esta burbuja que elegí es poco inestable en apariencia, en tanto muestra cierta integración con su entorno, tanto en el granulado de la figura como en los colores que la componen. Pero en mi percepción igual puede sufrir el avatar caprichos que tú señalás. Quizás lleva a hacerlas estallar el mismo deseo de vida efímera que las sopla. Pensé al escribir en artículo, en vez de "soplar", en "insuflar" hubiera sido más fiel a mi inspiración, pero un poco presuntuoso y necesitado de nota al pie de página ("insuflar" es el término que emplea Saussure para hablar del cambio de las formas lingüísticas en el habla y es un término de origen teológico). De todas formas, los niños crecen y los gatos son gatos. Saludos, Ricardo.