Chile:
una cordillera de abstención ante más de lo mismo
2a.
quincena, diciembre 2017
Una
señal más trascendente que trasandina
La
abstención mayoritaria en el cuerpo electoral chileno, que votó
incluso en número menor hoy en el balotaje presidencial -cuando se
encuentra simplificada y polarizada la opción-1
es una señal más trascendente que trasandina, en cuanto cristaliza
una anticipación histórica que es la clave de la significación
política chilena.
En 1964 la victoria de la Democracia Cristiana conllevó un reformismo económico que anunció la senda que seguiría Salvador Allende en 1970. Conviene recordar que el contexto latinoamericano señalaba por entonces la presión de EEUU para aislar a Cuba en el marco de la Guerra Fría, circunstancia estratégica que marca un hito en el pronunciamiento a favor de Allende. Este precedente explica no sólo la enorme sensibilidad en Europa ante el golpe de Estado que condujo al asesinato del presidente chileno, sino además su lectura como anuncio de una contraofensiva generalizada (incluso en Europa) de EEUU, en razón de la 1a. crisis de hegemonía (ofensiva guerrillera en Vietnam, invasión soviética de Praga, surgimiento del “peruanismo”) que sufrió el mapa político mundial cristalizado en el encuentro de Yalta en 1945 (Roosevelt, Stalin, Churchill).
En 1964 la victoria de la Democracia Cristiana conllevó un reformismo económico que anunció la senda que seguiría Salvador Allende en 1970. Conviene recordar que el contexto latinoamericano señalaba por entonces la presión de EEUU para aislar a Cuba en el marco de la Guerra Fría, circunstancia estratégica que marca un hito en el pronunciamiento a favor de Allende. Este precedente explica no sólo la enorme sensibilidad en Europa ante el golpe de Estado que condujo al asesinato del presidente chileno, sino además su lectura como anuncio de una contraofensiva generalizada (incluso en Europa) de EEUU, en razón de la 1a. crisis de hegemonía (ofensiva guerrillera en Vietnam, invasión soviética de Praga, surgimiento del “peruanismo”) que sufrió el mapa político mundial cristalizado en el encuentro de Yalta en 1945 (Roosevelt, Stalin, Churchill).
Pero
asimismo fue el espectro político chileno de izquierda el primero en
interpretar, tras el surgimiento del “eurocomunismo” hacia fines
de los 70', el aggiornamiento que significaba incorporar la
sensibilidad política surgida en los 60' al legado socialdemócrata
europeo tradicional. El Partido Socialista chileno fue en particular,
una de las primeras formaciones latinoamericanas que supo incorporar
la pluralidad ideológica de la democracia como bandera de izquierda,
siguiendo el camino que llevó al “Programme Commun” al gobierno
en Francia y a los partidos antifranquistas encabezados por el mismo
partido socialista en España al gobierno, a mediados de los 80', en
el marco de procesos similares pautados por la caída de las
dictaduras “remanentes” europeas (Portugal, Grecia).
La
victoria de la coalición de centro-izquierda denominada
“Concertación” marcó el camino desde Chile, para toda
Latinoamérica, de un neoliberalismo con rostro (y sin rastro) de
izquierda. Así la Concertación marcó el camino (más de una
década antes) que seguirían el gobierno del PT de Lula (pautado
además por una corrupción que no fue exclusivamente ideológica) y
el Frente Amplio en el Uruguay, que aumentó tanto la desigualdad y
la marginalidad como el descontento a su izquierda.
Finalmente
el movimiento de los estudiantes “pingüinos” chilenos marcó,
desde 2006, el lugar predominante de los movimientos
contra-institucionales en el marco de la globalización y por si algo
faltara de anticipación, con un gobierno de “izquierda”. El
movimiento estudiantil chileno no sólo anticipó la índole de
movilización de “Indignados” en España y más recientemente de
“La nuit debout” en Francia, sino que además por su
articulación con el conjunto del espectro social chileno -en razón
de la hipoteca financiera que la privatización de la enseñanza hizo
pesar sobre las familias-, señaló que el movimiento social era
capaz de sesgar el curso del espectro político, provocando la
derrota de Piñera en 2013 y ahora indirectamente la de Guillier.
Este
último acontecimiento es determinante para los procesos que -como el
uruguayo en primer lugar- guardan un “aire de familia” con el
devenir chileno. El crecimiento de la abstención contra todo lo
esperado en la “2a vuelta” -inesperado no sólo por la
polarización que significa un balotaje, sino además por el
indisimulable cuño neoliberal del empresario-ex-presidente Piñera-
señala que el chantaje estalinista de "la amenaza de la derecha", sustentado en una fatalidad de las etapas históricas con desenlace dualista, no cunde más en un mundo tan integrado como desigual (Chile y Uruguay son los dos
países históricamente más marcados en Latinoamérica por la
ortodoxia pro-soviética). Tan integrado que un gobierno de derecha equivale a la
sensatez -sobre todo macro-económica y neo-liberal- de uno de
izquierda, tan desigual que una clara y esclarecedora mayoría se
abstiene de votar en uno de los países más politizados del planeta.
La celebración conjunta de los dos candidatos con posterioridad al
comicio, el perdedor llevado a felicitar al triunfador porque los une
el mismo país y el vencedor subrayando todo lo que podía adoptar
del programa de su contrincante, muestra a las claras que el Chile
del que se felicitan recíprocamente, no es sino el de un 46 y poco
más por ciento, con un “afuera que se abstiene” mayoritario.
Volvé
Pepe !!
La
anticipación histórica característica de la idiosincracia
política chilena también puede leerse como temeridad en la
actualización. Así como la nostalgia autocomplaciente y
bienpensante de los uruguayos puede leerse como prudencia ante
derivas inciertas. No se trata de virtudes per se sino
de registros que señalan pautas idiosincráticas,
en el Uruguay por demás explicables en
razón de un contexto
regional siempre dispuesto a la demasía del tamaño -contencioso por
esta bisagra geopolítica rioplatense, que ya comenzó entre
portugueses y españoles-.
Por
esa razón sería un error leer la victoria de Piñera como un
“contagio generalizado” al Uruguay. Si por algo se caracteriza el
Uruguay es precisamente por su “barrera inmunológica” a todo
contagio que se presente como trascendente
-por la endeblez relativa en
la región- y este virus
de la abstención chilena es
un acontecimiento
mayor: el “Frente Amplio” chileno, heredero del movimiento
estudiantil que alteró el mapa político del país trasandino
determinó, con su abstención relativa, la derrota -y por cerca de
10% de los votos emitidos- de la izquierda histórica chilena.2
Por lo mismo no conviene
interpretar la recuperación
del “Frente Amplio” (ahora el uruguayo) en las recientes
encuestas como efecto de
razones “internas”.3
La
extrema sensibilidad uruguaya al proceso internacional lee,
particularmente entre los
“frenteamplistas descontentos”,
la victoria de Macri en la Argentina con
su secuela tan opresiva como represiva,
así como la desarticulación creciente de la protección social en
el Brasil neo-golpista, como
una amenaza en ciernes. ¿Podría la población que en medio del auge
privatizador
de los 90' salvaguardó las prósperas empresas estatales uruguayas,
resignarse a perder lo que interpreta como un “paraguas público
ante la desigualdad”? ¿Cómo olvidar el peso demográfico de los
pasivos en una población uruguaya no sólo envejecida, sino además
gerontocrática, ahora de cara a la “rebaja de las jubilaciones”
macrista?
Ante
el temor a una reiteración uruguaya del caso chileno cabe esperar,
no sólo la insistencia de grupos de presión orquestados con el
Frente Amplio (uruguayo) en favor de lo “políticamente correcto”
-que importado de EEUU significa, en la traducción
partidocrática uruguaya, el “ninguneo” de la crítica o la
difamación ideológica, sino además el clamor por “parar la amenaza de la derecha”.
Para
una actitud tan defensiva la participación de Mujica en favor del
derrotado (tras los fiascos
que encarnara al perder las internas del Frente Amplio, luego
amonestado en persona por Chomsky4
y finalmente tras “fumarse la bancarización del porro”,5
posiblemente mañana un enjuiciamiento ético)6
pasará desapercibida, desde
que los encuestadores (que han vuelto a fracasar ahora
en Chile como en todos lados últimamente) aseguren que “el
Pepe” es el candidato más popular. O
alguien tan próximo a él que se contagie de la misma “popularidad”.
Más
de lo mismo, no dejará de dar el mismo resultado. Si “el Pepe” o
su placebo triunfan en 2019, generarán
un descontento aún mayor que el que hoy lleva a ver crecer, a
partir y hacia afuera de la “izquierda histórica”,
una “extra-izquierda”. Si fracasa, igualmente la derecha no hará
sino más de lo peor. Quizás convenga sumar a la actualización
permanente de los chilenos el criterio precavido de los uruguayos,
para entender que pasó el tiempo de los elencos de Estado, al tiempo
que se decide por fuera
del sobre de votación.
1“Piñera
vuelve a La Moneda y celebró junto al derrotado” El
Observador
https://www.elobservador.com.uy/pinera-vuelve-la-moneda-y-celebro-junto-al-derrotado-n1152640
2“Sebastián
Piñera sacó ventaja cercana a los 10 puntos a Alejandro Guillier”
Montevideo
Portal (17/12/17)
http://www.montevideo.com.uy/Noticias/Sebastian-Pinera-saco-ventaja-cercana-a-los-diez-puntos-a-Alejandro-Guillier-uc669977
3Bottinelli,
O. “La rotación de los vientos” El
Observador (15/12/17)
https://www.elobservador.com.uy/la-rotacion-los-vientos-n1152363
4Ver
en este blog “Caradamianto: el caradura mediático”
http://ricardoviscardi.blogspot.com.uy/2017/07/caradamianto-el-caradura-mediatico-1a.html
5Ver
en este blog “Bancarizar el porro o fumarse la globalización: el
salto al vacío mediático”
http://ricardoviscardi.blogspot.com.uy/2017/08/bancarizarel-porro-o-fumarse-la.html
6“Definen
este lunes si investigan a la empresa Tenfield y al Pato Celeste”
Montevideo
Portal (17/12/17)
http://www.montevideo.com.uy/Noticias/Definen-este-lunes-si-investigan-a-la-empresa-Tenfield-y-al-Pato-Celeste-uc669964