Medios
de dominación1
1a.
quincena noviembre 2015
En
el año 1995, la revista Hermès publicó
un artículo denominado “Del modelo judicial al proceso
mediático”.2
El artículo no plantea la judicialización de los medios, ni menos
aún su criminalización, sino por el contrario, la creciente
determinación de los procesos de comunicación masiva sobre la
justicia. El autor
analiza desde el punto de vista de los procedimientos jurídicos,
tres períodos históricos dentro
de una misma secuencia, que no sólo pauta
una evolución de la justicia, sino también de la propia
comunicación masiva. En un primer período que culmina en los
años 60', la prensa comenta los fallos de la justicia dándolos por
“cosa juzgada”. Los medios de comunicación se convierten, en un
segundo período que culmina a mediados de los años 80' en un
foro que debate el contenido controversial de los procesos
jurídicos, con particular énfasis en la
determinación social y ética. En un
tercer período que culmina en los 90', se revierte el vínculo
entre el ámbito jurídico y la escena mediática, en tanto
los medios de comunicación pasan a
determinar una instrucción paralela
de los procesos, con indiscutible incidencia e inclusive
protagonismo, en el desarrollo de los
procedimientos jurídicos.
El
artículo no explicita el proceso propio al área de la comunicación,
subyacente a la órbita jurídica, con
incidencia mediática en el fallo jurídico. Se
atisba entrelíneas un primer período marcado por la
hegemonía de la prensa escrita sobre la elaboración de la opinión
pública, claramente distinto de un segundo
período de incidencia activa de los medios masivos en la
configuración de la opinión pública y finalmente de un tercer
período, caracterizado por la preeminencia de la televisión en la
configuración de la agenda pública.
En
el año 2001 el Prof. Jesús Martín-Barbero dictó una conferencia,
que asimismo fue publicada en una recopilación de la actividad
conjunta de distintas conferencias y talleres, desarrollados con el
propósito de fundamentar la necesidad de una facultad de
Información y Comunicación en la Universidad de la República.
Martín-Barbero destacó que el eje de su trabajo se vinculaba a la
mediación que establece la actividad discursiva entre los medios
tecnológicos de comunicación y la recepción social de las
emisiones, de forma que la sensibilidad de los destinatarios
interviene como regulación propia de la emisión tecnológica.3
La mediación siempre se encuentra, por la vía del público
destinatario, involucrada en la emisión, por más que los medios de
comunicación se valgan de una programación que toma el cariz de un
proceso de producción de contenidos.
La
perspectiva discursiva sobre el proceso de los medios de comunicación
aportada por el profesor español, radicado en Colombia primero y
México después, explica porqué se produjo la reversión entre el
modelo judicial y el proceso mediático que relataba el juez francés.
En tanto los medios de comunicación interactúan con un público que
los pauta con gustos y preferencias, también moldean los hábitos y
la sensibilidad, con influjo propio sobre
el destinatario que los recepciona. Un lector es influido, de forma
análoga, por sus lecturas: todos conocemos en mayor medida a
alguien si también conocemos los libros que prefiere. Una
transformación en la comunicación también produce una
transformación en los procesos de opinión, en cuanto la forma en
que fluye la información y en que se articula con los procesos de
sensibilidad y reflexión, conforma un mismo
proceso entre sus distintas partes.
Una
colega francesa que visitó el Uruguay pocos años después, publicó
en 2007 un libro denominado “Las sociedad del enjuiciamiento”.4
Allí se plantea la apropiación, por
distintos protagonistas sociales, de las relaciones públicas a
través de los medios tecnológicos que facilita internet. Esta
apropiación genera una reversión del espacio de la comunicación en
la sociedad, que comienza a ser protagonizado por núcleos que no se
supeditan, ni por intereses ni por inscripción institucional, a los
poderes del Estado, ni tampoco a aquel vector estrechamente vinculado
a los equilibrios políticos denominado “cuarto poder” (la gran
prensa). Ingresando en un ámbito de vínculos descentrados,
distintos protagonistas del proceso social establecen sus propias
pautas de identidad pública y de vinculación preferencial, que
escapan aceleradamente de la esfera institucional del sistema
político y del Estado.
Se
genera una sensibilidad social que incide políticamente
en un plano subyacente al sistema de partidos, pero que tampoco
articula verticalmente con la estructura institucional del Estado. La
vinculación entre
sociedad civil y sociedad política, característica
en nuestra tradición, se desmajeda en
provecho de una distancia enunciativa
que no se supedita al poder político. Pocos días atrás
sucedía en la Argentina otro desastre de las mediciones de opinión
pública, que no sólo en
nuestro país se vienen repitiendo con creciente frecuencia.
Una versatilidad mayor de las inclinaciones
entre la población elabora, intercambia y registra sus propios
procesos de organización comunicacional, con creciente libertad ante
una configuración ideológica central.
Desde
la transformación del modelo jurídico en proceso mediático que
constataba el investigador francés a
mediados de los 90', hasta el enjuiciamiento del lugar del poder de
Estado, que señalaba D'Almeida década y media después,
encontramos una transferencia del horizonte
público de la justicia. El
criterio para impartir justicia también sufre los efectos de este
desplazamiento, se desprende relativamente de la órbita
institucional instruida por la formalidad del “debido proceso” y
se vincula de forma creciente con la mediación
que ejerce el conjunto de los medios de
comunicación, tal como la describe
Martín-Barbero.
La
regulación ética y política se transfiere, relativa y
progresivamente, desde
la escena institucional del Estado hacia
el campo de la opinión pública, movilizada tanto
desde la prensa tradicional como desde
las redes sociales, sin dejar de pasar por los medios masivos
electrónicos. Se configura una inversión del rasgo dominante en la
colectividad: la redundancia conceptual de la
expresión “comunicación social” (ya
que toda sociedad no puede dejar de incluir comunicación ni toda
comunicación dejar de socializar) quizás
merezca – en cuanto
se trata de esgrimir
un rótulo, una
inversión: “socialización comunicacional”.
Ese
rasgo dominante en la colectividad también es el rasgo dominante de
la dominación. Así como los medios de producción son un elemento
determinante del proceso de producción, que junto a los salarios y
la materia prima puede aportar el capitalista (Marx
dixit),
los medios de comunicación son un elemento determinante del proceso
de comunicación. La determinación del
proceso de comunicación por el suministro de
medios de comunicación, junto con la
incorporación de comunicadores y la
habilitación de bases informativas, condicionan
el proceso en su conjunto y pautan
la dominación propia a los medios de comunicación.
Cualquiera
comprende que la dominación de los medios es una dominación más
intersticial que la económica, así como una “socialización
comunicacional” es más medular que una “comunicación social”.
La propia idiosincracia colectiva viene a
ser pautada por los procesos de mediación, congrega opiniones,
gustos, pertenencias, identidades en el espectro más amplio. La
protesta también se va a inscribir en el proceso mediático en su
conjunto, dominado por quienes dominan los medios de dominación.
Un
ejemplo significativo al respecto provino recientemente de internet,
con oportunidad de la polémica en torno al acuerdo que se propuso
celebrar entre la empresa Google y la Administración Nacional de
Educación Pública. Ante las críticas que suscitaba un acuerdo que
involucraba a la educación pública en los intereses particulares y
estrategias, incluso mundiales, propios de una megaempresa, un
defensor del proyecto imputó cierto doble discurso a quienes se
oponían al proyecto Google-Ceibal, en cuanto muy probablemente tal
cuestionamiento provenía de usuarios de Google.5
Cegado por la identificación con el criterio de estrategia
empresarial, moralizado además por una actividad que provee
información y por lo tanto saber, el defensor de Google entre
nosotros confundía el lugar de un usuario con el de una integridad
enunciativa. Si siguiéramos ese criterio en la actividad social,
debiéramos considerar adherente al proyecto del capitalismo a todo
obrero que trabaje en una empresa de propiedad privada, o cómplice
del programa del Frente Amplio todo parlamentario que integre el
poder legislativo bajo mayoría absoluta frenteamplista. Este tipo
de identificación entre el lugar de los particulares y el carácter
dominante en un cuerpo social, corporación u organización, incide
de forma característica en toda dominación. Sin embargo se expresa
de manera incluso pueril, allí donde la articulación histórica de
la dominación cuenta con menos tradición crítica, como sucede en
el caso de la avalancha de poder comunicacional que caracteriza el
presente de las sociedades.
Con
esa perspectiva sobre el impacto de los medios en el conjunto del
proceso público, conviene considerar que la protesta no
alcanza difusión sin
registrarse entre las figuras
publicables. La criminalización de la
protesta no la condena por lo tanto a la marginalización, sino que
marca por el contrario, su ingreso en determinada regulación
de la edición periodística. Esa inscripción bajo el signo de la
dominación no debe confundirse con la reclusión panóptica, que
apuntaba al reingreso en el cuerpo social una vez cumplida la
prescripción terapeútica. La criminalización mediática fracasa si
no logra impedir que el aura de problemática de una protesta se
convierta en un elemento de la agenda pública. En
un contexto de dominante mediática del poder, la protesta prospera
si logra desacreditar
la verticalidad de un único centro rector
del proceso público, con
efecto incluso en el desarrollo de los medios, cuando se los concibe
tan sólo como “4o
poder”. La incriminalizable lateralidad democrática
de las redes de comunicación opera en la discontinuidad y
desigualdad de múltiples estructuras de medios, de
forma análoga al desplazamiento de placas tectónicas, que
persiste por debajo de la corteza
terrestre.
La
región educativa de la agenda de los medios es una zona de alta
inestabilidad tectónica de los conflictos. Numerosas placas se
encuentran en movimiento, superpuestas en sentido vertical: la “nueva
gestión pública” que promueve el Banco Mundial, desde
donde se pretende convertir al
cuerpo docente en un estamento gerencial, la clase política que
manda ella misma cada vez menos,
presionada entre la banca mundial y
las megaempresas, pero se propone pese a todo “saber quien manda en
la educación”, los propios medios de comunicación le hacen lugar,
en razón del rating familiar que reviste la formación
de las futuras generaciones, las
tradiciones de lucha del pueblo uruguayo, que como en ningún otro
proceso latinoamericano anclan en la educación, la imprescriptible
autonomía del saber que hoy se defiende incluso desde organismos de
investigación, como el Instituto Clemente Estable, inscriptos en el
ámbito gubernamental.
Ante
la criminalización de figuras como Jorge Zabalza o Irma Leites,
conviene recordar la respuesta dada a de Gaulle, quien imputaba la
revuelta del 68' francés al liderazgo de un estudiante
“judío-alemán”: “todos somos judíos alemanes”.6
1Esta
actualización de Contragobernar retoma
el texto leído en el Foro Contra la Criminalización de
la Protesta, organizado por
Colectivos Contra la Criminalización de la Protesta,
6 de noviembre de 2015, Sindicato de Artes Gráficas, Montevideo.
2Leblanc,
G. “Du modèle judiciaire au procès
médiatiaque» (1995)
Hermès
17-18, 63-72, Editions du CNRS, Paris.
3Martín-Barbero,
J. (2003) “Tendencias de los estudios de comunicación en América
Latina” en Comunicación y Universidad,
Universidad de la República, Montevideo, pp.96-98.
4D'Almeida,
N. (2007) La société du jugement,
Armand Colin, Paris.
5Ver
al respecto: Viscardi, R. “Google-Ceibal: la empresa-país”
http://ricardoviscardi.blogspot.com.uy/2015/08/google-ceiballa-empresa-pais-1aquincena.html
(acceso el 6/11/2015)
6“Cronología
Francia 68”
https://movimientoesfrancia68.wordpress.com/contexto-francia-68/cronologia-francia-68-2/
(acceso el 6/11/2015)