Naranjas
por humanos y derechos por Guantánamo
1a.
quincena, mayo 2016
Igual
que los zapallos cuando comienza a andar el carro, según reza el
refrán popular, las lecturas se acomodan cuando comienza a andar la
interpretación. Las hortalizas del sentido figurado llegan a su lugar en el devenir del camino, algunas veces, tras un mero menearse del
vehículo. Proyectando el valor metafórico que provee el refrán,
tal parece ser el caso de la declaración del politólogo Francisco
Panizza que luce en la portada de la edición del jueves pasado del
Semanario Voces (“Mujica fue
el mejor Jefe de Estado y el peor Jefe de Gobierno”),1
al saberse por declaración
del propio ex-presidente, que tal mandato incluyó
cambiar naranjas por refugiados.2
Incluso
el semanario
luce la altisonante
afirmación del politólogo en su portada,
como testimonio del interés periodístico que reviste una entrevista desarrollada por el propio director de la publicación:
Alfredo García. Este tipo de sentido
contradictorio de una expresión
(oxímoron)
puede volverse en la actualidad altamente contagioso, en razón de la
significativa ezquizofrenia (imposibilidad
del sí mismo) que manifiesta la
actividad pública,
habida cuenta de la “conexión
uruguaya”, la mayor de América Latina, de la escandalosa legalidad
que develó “Panamá Papers”.3
En
el caso de Mujica la
expresión de sentido contradictorio (oxímoron)
es tanto más compleja cuanto
más simple en apariencia. Si
el expresidente del Uruguay asocia la presidencia
de la nación con la mercancía
del feriante, le franquea
ante todo el paso a un
candidato que es feriante nativo: Novick. Este
mismo franqueo que lleva a lo complejo por lo simple, sugiere que
Mujica no es efecto de sí mismo, sino de condiciones que determinan
su “irresistible ascenso”, ya que pese a los intentos de los
líderes “hijos de” (Bordaberry, Lacalle, Amorín Batlle), un ex-feriante del mismo sesgo populista de Mujica no deja de ascender,
entre los partidos
tradicionales de derecha, por
la misma vía que este último: aduciendo el sentido común más
chabacano y la simplificación reduccionista de los problemas. Asimismo, Mujica no habla de naranjas como mercancía de
supermercado o de feria, sino que las vincula a una equivalencia de
mayor alcance: naranjas a cambio de Derechos Humanos. A esa condición mediática que hace de la mediación cualquier cosa, atribuye Panizza
la calidad que reviste, a su entender, el paradigma de Jefe de
Estado: (...porque vos el mensaje de Mujica lo podés interpretar
como quieras”.4
Como
se sabe, el pronombre “vos” corresponde en el Río de la Plata al
“tú” del español castellano. Ahora, el “tú” constituye,
según Benveniste, un “índice de enunciación”, siguiendo
a la letra al insigne
lingüista francés es “(...el
individuo alocutado en la presente instancia de enunciación
conteniendo la partícula lingüística “tú”.5
Dicho de otra manera: al igual que “yo” (¿quien está en “mi
lugar” -insondable para todo otro- cuando digo “yo”?), “tú”
es una mera etiqueta del vínculo interpersonal, que
coloca debajo del
habla a cualquier otro, tanto
como a cualquier sentido
que se decida
pronunciar.
Lo que está diciendo entonces Panizza, desde que vincula una simple
etiqueta de lugar personal (“vos”) con la facultad de
“interpretar como quieras”, es que la actuación de Mujica es
mediáticamente excelente porque es intelectualmente vacua.
Si
alguien adujera
que de alguna manera ya lo sabíamos, no podría sino concederle
entera razón, tan sólo por prestar oído a como suena Mujica de sus
dichos, pero la novedad de que trata este texto es que Panizza
considera a
Mujica como “el
mejor Jefe de Estado de la historia del Uruguay y el peor Jefe de
gobierno”. Esta afirmación es problemática en sí misma por la
disociación que introduce entre Estado y gobierno, pero lo es mucho
más si asociamos sus términos propios (Estado, gobierno) con la
calidad
de saltimbanqui mediático que se desprende de la afirmación de
Panizza, sobre Mujica en sus
dichos, que reseñamos en lo
que antecede.
Si
la calidad de Jefe de Estado gana relieve en proporción
directa a la nulidad de los
dichos proferidos por tal
jerarca, nos
explicamos en efecto,
tanto que alguien celebrado por la farándula mediática haya dicho
cualquier cosa, como que ahora surja interpretando lo que hizo (e
incluso lo que en aquel momento negó que hacía),6
como un negocio de feriante. Si alguien pretendiera inferir algún
menoscabo para los feriantes de profesión de la afirmación
precedente, lo desafiaría a encontrar un puesto de feria -comercio
del que soy asiduo cliente
dos veces por semana, donde en un grupo de cajones se oferten
naranjas y en otro refugiados de Guantánamo.
Conviene
entonces entender,
según
Panizza declara,
que la expresión emblemática de Mujica (“Como te digo una cosa te
digo la otra”), no debe ser percibida
en sentido figurado, como distancia entre contrarios equiparables,
sino en sentido propio: “Como te digo una cosa te digo cualquier
cosa”. El borrado de calidad semántica ligado a la expresión
convierte toda expresión en un cuantificador universal: cuanto más
diga mejor. Allí sí empezamos a comprender lo que Panizza quiso
decir al atribuir a Mujica la calidad de “Mejor Jefe de Estado”:
para encabezar una nación mediáticamente conviene un conductor, como cualquiera
comprende, en el sentido en que se
conduce una emisión masiva,
a la manera como, por ejemplo, Tinelli es conductor en televisión.
¿Alguien se sorprendería si encontrara a Mujica “bailando por un
sueño”? ¿No ha sido tal “baile”
(los “bailes por un sueño”
revisten un objetivo de beneficencia)
lo que nos presentó como el sueño de “mi
chacra como escuela agraria”?
Naturalmente,
en este punto la cuestión no es Mujica, sino lo que entiende Panizza
por “Jefe de Estado”. Aparentemente significaría, si nos
atenemos al referido
reportaje en su texto, cierta
popularidad mediática internacional.7
En cuanto esa capacidad para conducir un Estado aparece opuesta a la
del gobierno (“mejor
Jefe de Estado y peor Jefe de Gobierno”), cabe entender que tal jefatura no
concierne a un Estado-nación, sino a
un Estado-mediático. Tal Estado es por naturaleza ingobernable, ya
que lo que se vincula
a otros procurando rating de
audiencia, no puede ocuparse
de gestionar asuntos
a los que no se preste oídos.
La
misión de los universitarios debiera ser aclarar este tipo de
entuertos, ya que la propia uni-versidad se constituye en clave
mediática de “unica versión”, de la que descienden
históricamente, en tanto versiones,
tanto los saberes de la mediación como los saberes mediáticos.
Desde este blog entendimos ese cometido de una forma temprana, en
cuanto al día siguiente de la elección de Mujica y tres meses antes
de que comenzara su gestión, ya denunciamos su impostura, en la que
aparecía curiosamente rodeado de universitarios.8
Tal entorno no
sólo actuaba
en calidad de comentarista,
tal como Panizza en
tanto especialista entrevistado por Voces,
sino en calidad de protagonista de la impostura política de Mujica.
Quien
se desvela en seducir y en acaparar la atención difícilmente pueda
velar más allá de lo inmediato, como le sucede al “padre
simpático”, siempre expectante de la aprobación de quien debiera
educar. De esta manera sí
podemos entender la calificación de Panizza: lejos de constituir una
expresión contradictoria, en cuanto opone la calidad de Jefe de
Estado a la de Jefe de Gobierno, la apreciación del politólogo
significa una relación
proporcional y positiva que representa Mujica, en cuanto
fue el mejor Jefe de Estado PORQUE fue el peor Jefe de
Gobierno.
Se entiende quizás desde este punto de vista porqué
contragobernar es tan
poco mediático como altamente estratégico:
consiste en la capacidad de oponerse a la imbecilidad mediática.
1Panizza,
F. (reportaje de A. García) “Mujica fue el mejor Jefe de Estado y
el peor Jefe de Gobierno” Voces
(05/05/16) Montevideo, p.16.
2“Mandá
fruta”
Montevideo Portal
(06/05/16) http://www.montevideo.com.uy/auc.aspx?307438,3
3Ver
al respecto la penúltima actualización de este blog “La agendad
pornográfica de la legalidad”
http://ricardoviscardi.blogspot.com/2016/04/laagenda-pornografica-de-la-legalidad-2a_22.html
4Panniza,
op.cit. Voces p.18.
5Cito
de memoria. Ver al respecto Benveniste, E. Langages,
París, Didier-Larousse, año 5, núm. 17 (marzo de 1970), pp. 12-18
http://www.teaydeportea.edu.ar/wp-content/uploads/2016/03/Benveniste-El-aparato-formal-de-la-enunciacion.pdf
(consultar en el pdf particularmente las pp.84-85 y 89). Acceso el
8/05/16.
6“Dicen
por ahí” Montevideo Portal (07/05/16)
http://www.montevideo.com.uy/auc.aspx?307548,245
7Panniza,
Voces, op.cit. p.18.
8Ver
en este blog “Carta abierta al presidente electo Sr. José Mujica”
http://ricardoviscardi.blogspot.com.uy/2009/12/carta-abierta-al-presidente-electo-sr.html