27.1.17

Celulosa que me hiciste maula


1a. quincena, febrero 2017


Al cerrarse 2016 se cumple una década de la definitiva instalación (en 2006) del conflicto de globalización (y no internacional, ni menos binacional, como se dijera por entonces y hasta hoy), que planteó desde el punto de vista teórico la recopilación Celulosa que me hiciste guapo. El artículo que brinda su nombre al libro, preveía en el propio resumen que lo encabezaba1 la reversibilidad entre la figura tanguera del guapo y la de su contrario, el maula:

La cámara oculta traiciona la actividad de filántropos sin fronteras y quien supo llorar ante cámaras la traición de una cámara denuncia la Mega-Traición. El tango multinacional ha hecho carne en el Sistema Político de la Nada. La orilla del bajo se ha convertido en un porcentaje de acierto/error: el guapo que se quedó con la mina a punta de facón estuvo a punto de audiencia de compartirla con un maula cualquiera”.

La reversibilidad entre el guapo y el maula ("maula" en lengua rioplatense: "cobarde") está presidida por una reversibilidad supérstite: la que cunde cuando la universalización mediática borra toda diferenciación posible entre sentido y referencia. La identificación entre el ser y la nada había sido planteada por el existencialismo en razón de la condición afirmativa de la propia nada: “no es nada” es la expresión que acepta la disculpa de alguien, a quien se le dice: “no es algo lo que pasó”. Los términos de la expresión son, por lo tanto: “no-es (algo-nada)”. La equivalencia entre el ser y la nada, que ya planteara Hegel en La Ciencia de la Lógica,2 se supedita en el criterio existencialista a la vacuidad lógica del sentido: la nada es, para quien pasa por ella, una experiencia tan alternativa como el ser.

El criterio del artículo “Celulosa que me hiciste guapo” señalaba a través de distintos episodios contextualizados, cómo la misma equivalencia mediática entre el ser y la nada intervenía entre “nadie” y “uno cualquiera”. De tal forma el más poderoso podía convertirse en “nadie”, en cuanto la mediatización globalizadora substituía al “Ciudadano Kane” por una cámara oculta (por uno-cualquiera, es decir, “nadie”), en cualquier parte. No fue nadie quien hizo la toma, esto es, fue uno cualquiera, todos y cada uno. La disolución de la res pública en el Sistema Político de la Nada conlleva la injerencia mediática de la globalización en cada contexto (supuestamente) nacional.

Esta licuación de la representación orgánica se analiza en el texto a través de un conjunto de pares disueltos entre sí:

-la empresa Botnia acusa a un ambientalista de difamarla por procedimiento de cámara oculta y amenaza hacerle juicio en la justicia uruguaya: uno-cualquiera, “un don nadie”, puso en riesgo a una transnacional

-mientras llegaba a su ocaso la democracia uruguaya articuladora de la condición nacional, una mayoría ciudadana se refugiaba en la neutralidad del “orden público” encarnado por cualquiera-nadie, ciudadano impávido ante el advenimiento represivo del Estado de excepción totalitario


-con la post-restauración democrático-liberal en curso bajo la hegemonía de la comunicación mundializada, se elimina la poliarquía representativa en cada partido (Ley de Lemas), sin embargo, no se trataba de una ampliación de la representación ciudadana sino de la sobrevivencia del propio sistema de partidos: el Frente Amplio buscaba substituirse a uno de los dos partidos tradicionales, mientras estos últimos pretendían dividir la izquierda entre “gubernamental” y “testimonial”

-Jorge Batlle acusa a Vázquez de Mega-Traición por intentar negociar con el presidente de la Argentina, sin embargo el propio Jorge Batlle lloró ante cámaras solicitando a la Argentina disculpas por haber afirmado, ante una cámara supuestamente apagada, que “todos los argentinos son unos ladrones del primero al último”

-el tango “Uno”, finalmente, ritmaba los momentos de esa asimilación mediática entre “nadie” y “uno cualquiera”, ya que estipula que la contingencia amorosa nos pone, a cualquiera como uno más (un “don nadie”), a la merced de algún otro.

Esta reversibilidad mediática que sostiene tecnológicamente la globalización, a través de la fusión de uno y otro en un “tercero incluido” -mediático, satisface al día de hoy, incluso a través de la actualidad periodística, aquella reversibilidad entre el guapo y el maula que anunciara, en su resumen de introducción, “Celulosa que me hiciste guapo”.

Tras haber reivindicado durante una década la guapeza de haberse enfrentado al grandote regional que representa la Argentina para defender el patrimonio nacional uruguayo, el mismo presidente Vázquez admite los propósitos de su actual ministro de relaciones exteriores, quien explica que Uruguay deberá pedir permiso a Brasil para celebrar un Tratado de Libre Comercio con China.3 Tanta ecuanimidad diplomática torna a los modos indicados por alguien, cuando de los mismos propósitos sostenidos por el ministro de economía del (mismo) gobierno, surge que tal anuencia de soberanía gestionada ante Brasil ha sido ordenada por la gigantesca China, con quien Uruguay pretende celebrar un TLC, donde desde ya su libertad es igual al dictado del supuesto socio.4

Convendría recordarles, a quienes pretenderían -silencio crítico mediante, igualar modosidad diplomática con sigilo económico, que en esta circunstancia pasamos de la fatalidad que nos llevaba, en el tango “Uno”, a admitir que la realidad es más fuerte que el deseo, a la pusilanimidad que denuncia en “Malevaje” el derrumbe moral.5

La catástrofe psicológica adviene, como en la fatalidad que lamenta “Uno”, desde afuera, pero ahora cambia la identidad ¿nacional? y se pone en evidencia ante los demás:

Decí, por Dios, ¿qué me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?
El malevaje extrañao,
me mira sin comprender...
Me ve perdiendo el cartel
de guapo que ayer
brillaba en la acción...
¿No ves que estoy embretao,
vencido y maniao
en tu corazón?”



La fascinación se apodera del malevo, dejándolo absorto en la contemplación desamparada del bien preciado, tan enorme quizás, como el corazón de una China:6


Te vi pasar tangueando altanera
con un compás tan hondo y sensual
que no fue más que verte y perder
la fe, el coraje,
el ansia 'e guapear.
No me has dejao ni el pucho en la oreja
de aquel pasao malevo y feroz...
¡Ya no me falta pa' completar
más que ir a misa e hincarme a rezar!”


Finalmente el guapo no entiende lo que le pasa: ayer se enfrentaba a un gigante, hoy teme (globalmente) por sí mismo:


Ayer, de miedo a matar,
en vez de pelear
me puse a correr...
Me vi a la sombra o finao;
pensé en no verte y temblé...
¡Si yo, -que nunca aflojé-
de noche angustiao
me encierro a yorar!...
Decí, por Dios, ¿qué me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?”


De guapo a maula ¿qué más da? si se trata del “comercio de las miradas”,7 que hoy gobierna una pantalla global (Baudrillard dixit) en cualquier parte, donde (cada) uno es nadie.



1Viscardi, R. (2006) Celulosa que me hiciste guapo: el tango Merco-Global, Lapzus, Montevideo, p.57.
2Hegel, W.G. (1968) La ciencia de la lógica (Primera Parte), Solar, Buenos Aires, p.108.
4“El gobierno pretende seguir adelante con un TLC con China” El Observador (21/01/17)http://www.elobservador.com.uy/el-gobierno-pretende-seguir-adelante-el-tlc-china-n1011598
5de Dios Filiberto, J.(música), Discépolo E. (letra) (1929) Malevaje http://www.todotango.com/musica/tema/41/Malevaje/
6“China” es una expresión coloquial que designa a la dama en prosa gauchesca.
7Mondzain, M-J. (2003) Le commerce des regards, Seuil, Paris.