Verificado.uy:
el retorno de Bin Laden
2a.
quincena, julio 2019
El
eje del mal está girando
Todos
sentimos que algo cambió irremisiblemente con el derrumbe de las
torres gemelas. Incluso nos aqueja cierta preocupación cuando, en el
mismo entorno del Montevideo Shopping, nos aproximamos al World
Trade Center ubicado cerca de la aduana de Oribe.1
Por más que sea a escala de una ciudad mediana, aunque macrocéfala,
las torres gemelas montevideanas son de la misma especie que las
neoyorquinas.
Desechamos
en ese entorno “monteoyorquino” el sobresalto que nos acucia
incluso si no lo pensamos, al ver las dos torres rectangulares, entre
las cuales no pasaría cómodamente un jet amenazante. Pero Bin Laden
no pertenece más a este mundo, es un fantasma que nos hostiga desde
nosotros mismos. No sólo no pertenece a este mundo, sino que fue
inhumado en las profundidades marítimas, con el propósito de evitar
que su ubicación, inclusive ultraterrena, favoreciera un culto del
difunto.
La
radicalidad con la que Bin Laden fue erradicado el mundo terrestre y
sepultado bajo la superficie inescrutable de las profundidades
oceánicas, dice a las claras que sus ejecutores decidieron que
desapareciera hasta su huella de este mundo. Para borrar toda huella
es necesario, tal como ocurrió con Bin Laden, que ante todo
desaparezca, nos diría Derrida, toda marca. No hay huella posible
que no se reconozca como el espectro de una marca.2
Desaparecido el cuerpo de la letra, desaparece con ella la palabra y
por ende, el sentido. Desaparecido hasta el cadáver del cuerpo de
Bin Laden, desaparece también su posible huella en este mundo.
Virilio
estableció, en su momento, ese vínculo entre desaparición y
tecnología, que en el caso de Bin Laden, conduce a la desaparición
de Bin Laden.3
Ahora ¿qué quiere decir que Bin Laden desapareció? Podemos decir
que decimos que Bin Laden desapareció. Podemos decir que queríamos
que desapareciera. Pero no podemos decir que queremos que no hubiera
aparecido nunca, porque allí ya lo estamos haciendo aparecer al
decirlo. Por esa razón los aparecidos siguen en este mundo pese a
que no pertenezcan al mundo, porque la marca también se genera desde
la huella y nadie puede hacer que desaparezca la huella de Bin Laden
en nuestra memoria. Porque una vez desaparecido Bin Laden incluso de
nuestra memoria, también “el eje del mal” dejaría de desaparecer y con
esa liquidación de lo que mueve a peor, Bin Laden volvería a atacar
a las torres gemelas, ya que sólo ese ataque hizo posible la
expresión “eje del mal” (y la alegría de los que lo ejecutaron
al verlo perecer por la pantalla). Para hacer desaparecer marcas, es
necesario hacer aparecer lo que las borra, lo que las borra, a su vez
marca, incluso con borrón, porque la marca de la huella somos
nosotros marcando-borrando, cada uno, por sí mismo.
La
mentira piadosa es pía
Asistimos
a una proliferación inaudita de desapariciones bajo la forma de
espectros. Si decimos que la pantalla tiene un espectro, inclusive la
pantalla que amortigua el destello de una lámpara, decimos que algo
se anima que no estaría allí si no lo moviera otro. Si apago la
lámpara desaparece el espectro de una mancha sobre la pantalla.4
Con más razón aún, lo decimos de una pantalla que tiene cierta
ambigüedad de imagen por desdoblamiento de la marca. La pantalla
tiene un espectro. En efecto, Hamlet ve a su padre a través de una
armadura. Más de un presidente estadounidense vió a Bin Laden a
través del mundo. La verdad del mundo es espectral: no hay
presencia que pueda presentarse plenamente sin ser llamada a
comparecer, quien constata su verdad in presentia cuando
la llama, al llamarla consume
su verdad de presencia: la menta en el fantasma. El diccionario nos
dice que mentar, en el sentido de nombrar viene de mente.5
Como somos mentalmente, es algo que no pertenece de verdad al mundo,
es decir, el mundo de la verdad no es el mundo del mentar, que es de
mentira. Pero sin esa mentira, el mundo no puede ser llamado a
comparecer, ni por lo tanto, a existir de verdad. La mentira no sólo
es piadosa, es ante
todo pía, no existiría en el mundo divinidad sin ella, menos,
ninguna verdad.
El
mal radical e-radica:
Bin
Laden.uy
El
mal radical ha vuelto al mundo, porque el mundo en que vivimos es
mentado (en el mismo sentido en que “mentar” viene de “mente”)
por la tecnología. Luego, es un mundo de mentira. El afán de
verificar no conduce, por
consiguiente, sino a reprimir
el mundo en que vivimos. En
cuanto tal verificación
requiere
la verdad del mundo (que
es de mentira porque
mentado), el propio designio
de verificación e-radica
la mentira
del espectro en la pantalla
(que
le sirve de mundo).
El retorno de Bin Laden está
verificado. Inclusive con dominio “uy”: Bin
Laden.uy.6
1Edificio
histórico actualmente restaurado, que data del sitio de Montevideo
durante la Guerra Grande (1839-1850).
2Ramond
presenta en el “Dictionnaire Derrida” la marca y la huella como
equivalentes (p.149). Pero también señala que el trazo las une en
la desaparición que supone la “entame” (encentadura) (p. 224).
Ramond, Ch. (2016). Dictionnaire Derrida. Paris: Ellipses.
3Virilio,
P. (1988). Estética de la desaparición. Barcelona:
Anagrama, pp. 14-15.
4“Espectro”,
RAE:
https://dle.rae.es/?id=GXFgj8a
5“Mentar”,
RAE:
https://dle.rae.es/?id=OwbSJe5
6Verificado.uy:
https://verificado.uy/