Humanidades:
una facultad en riesgo de crítica
1a.
quincena, diciembre 2018
Dos
señales de sentido opuesto y significación agregada
Este
viernes 23 de noviembre los docentes de Humanidades recibíamos un
comunicado de decanato, donde se informaba de un segundo daño a la
misma facultad,1
que sigue al que sufriera a inicios de 2016 el Grupo de Investigación
en Arqueología Forense (GIAF). Se trata de dos acciones de
significados políticos diametralmente opuestos, lo que destaca la
significación agregada que adquieren, por afectar a la misma
facultad.
Mientras
el atentado contra el laboratorio del GIAF buscaba ante todo subrayar
la impunidad de los autores de delitos imprescriptibles en la
órbitra de los DDHH, e incluso amedrentar a quienes los investigan,2
la segunda provocación, pautada por un irredentismo feminista,
promueve una radicalización de ese movimiento social. Un atentado
por la derecha y otro por la izquierda parecen colocar a la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación en el eje de los asuntos
públicos del Uruguay. Ante todo porque se procuró, tanto en una
como en otra incursión, dejar señal fehaciente de la
intencionalidad que guiaba el ingreso a los locales de la facultad
(en la primera, señalando amenazadoramente los domicilios de los
miembros del GIAF, en el segundo con pintadas alusivas a “este
sistema sus defensorxs y sus falsxs críticxs”).
La
condición de víctima de grupos que persiguen ilegalmente objetivos
de índole política parece tanto más paradójica, con relación a
la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, en cuanto la
casa de estudios implementa líneas adoptadas desde el ámbito
central de la universidad, es decir, desde el Consejo Directivo
Central.3
Esta
inscripción rigurosa en las orientaciones institucionales, que
caracteriza a la facultad agredida, contrasta ante todo con las
iniciativas singulares protagonizadas, en particular bajo el
rectorado de Roberto Markarián, por diversos sectores
universitarios:4
-desde
el Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de
Ciencias, que dirige el Doctor Daniel Panario, provino el
cuestionamiento de la Ley de Riego que desembocó en una campaña
pública protagonizada por el propio Pit-Cnt
-
la actividad de docentes del Instituto de Historia de la Arquitectura
de la Facultad de Arquitectura, cuestionó la enajenación del Dique
Mauá, con una gravitación decisiva en el abandono del mismo
proyecto por el Parlamento nacional
-
la exitosa oposición del Rector Markarián y de la decana de la
Facultad de Ingeniería María Simón, impidió la integración de
los datos de la educación primaria y secundaria en la Plataforma
Google
Por
contraposición a esas iniciativas singulares de núcleos
universitarios, la facultad que se toma por blanco político desde
posiciones tan disímiles, se ha caracterizado por el cumplimiento de
orientaciones institucionales dictadas por la conducción
universitaria. Salvo en el caso de la iniciativa tomada por la Dra.
Alma Bolón, con relación al emplazamiento del bronce que recuerda a
tres poetas de lengua francesa de nacionalidad uruguaya (Lautréamont,
Laforgue y Supervielle), iniciativa correlativa incluso a una
significación académica (Alma Bolón es Prof. Titular de Literatura
Francesa),5
la facultad a la que pertenece esa docente no ha tomado, como
propios, cometidos que no fueran impulsados por la conducción del
conjunto universitario.
Pese
a esas orientaciones adoptadas por encima de cualquier facultad en
particular, no surge de ninguno de los mensajes consignados por los
grupos que atentaron contra la facultad, ni tampoco del contexto
externo de expresiones afines a esos propósitos, la impugnación de
la institución universitaria como tal. Esta situación paradójica
de directivas centrales a la institución, que se toman sin embargo
por blanco exclusivamente en el ámbito de las Humanidades, pareciera
sugerir que se asocia la actividad humanística con cometidos que la
trascienden. Por extensión de ese registro pareciera, asimismo, que
esas cuestiones humanísticas atraviesan problemáticas cruciales
para la condición universitaria como tal.
La
universidad de la crítica ante la sociedad del riesgo
En
un pasaje de difícil comprensión para quien no cuente con una
percepción “sobre el terreno”, pero que viene a ser confirmado
por esta situación de una facultad en el Uruguay, Derrida sostiene
que la cuestión de la universidad se discute, “privilegiadamente”
en la universidad y en los departamentos de Humanidades.6
Pero también sostiene que al momento de procurar fondos para las
universidades, las Humanidades se encuentran en situación de rehén
de las facultades “de ciencias puras o aplicadas”.7
La contraposición entre una y otra observación (la problemática
universitaria se siente como propia sobre todo en las Humanidades,
pero las Humanidades no llegan a legitimar públicamente las demandas
que les son propias) corresponde a una creciente disociación entre
la conducción pública de las sociedades y la cuestión
universitaria como tal. Mientras esa conducción pública se presenta
como una estrategia destinada a la neutralización de factores de
riesgo (marginalidad creciente, desocupación laboral, fracaso
educativo, etc.), la universidad propende, por su misión relativa a
un contexto mayor, a una lectura del presente que no admite sesgos
menores.
El
poder mundial no puede enarbolar, desde la crisis de las “subprime”
en 2008, una perspectiva de superación estratégica de los
conflictos, mientras se suscribe bajo un manto de silencio teórico,
la tesis de una “crisis permanente”, que se justifica en
términos de “factores de riesgo”. La crisis se convierte, bajo
la coartada de “riesgo” en lo que Dardot y Laval denominan “La
crisis como forma de gobierno”.8
Esta substitución de la crisis por el riesgo supone, asimismo, la
supeditación de la crítica al procedimentalismo tecnológico, con
el consiguiente asedio a la misión crítica de la universidad
-mandatada, valga la expresión desgastada, por su “ADN”.
El
asedio tecnocrático de la universidad sigue dos vías diferentes y
complementarias:
-la
constitución de un mercado de conocimientos, vinculado al ámbito de
las “publicaciones reconocidas y de impacto”, cuyo lema es
“publicas o mueres”, con el sobreentendido de “publicas donde
yo hago vivir”.9
-por
otro lado asoman las agencias gubernamentales, que pretenden
articular las actuaciones universitarias con las dinámicas
empresariales, particularmente a través de las orientaciones de
“innovación” y “competitividad”.10
En
cuanto ese asedio a las universidades esgrime un criterio de eficacia
tecno-económica, el horizonte que se promueve no es el de una
crítica capaz de fundar una alternativa, sino la adaptación a
índices de riesgo que pudieran afectar el equilibrio público,
equilibrio que viene a ser entendido desde el parámetro
económicamente reductor y socialmente letal de la eficacia
empresarial.
Una
facultad en riesgo de crítica
Difícilmente
vinculables a una facturación de índices de riesgo, las Humanidades
no corren otro riesgo que el de abandonar la crítica. En
universidades cada vez más asediadas por un planteo de
competitividad miope, que las catástrofes neoliberales -hoy
instaladas en el vecindario argentino y mañana en el brasileño- no
dejan de ilustrar a repetición, la crítica no puede transitar por
una conducción pública orquestada desde la propia globalización
(FMI, Banco Mundial, OCDE, G20, etc. mediante). Por esa razón toda
crítica debe intervenir desde el conflicto, ya que de lo contrario
arriesga someterse a la neutralización tecno-empresarial que la
reduce al riesgo. Lo mismo sucede, más allá de la actividad
crítica, con la universidad como tal, como lo demuestra
fehacientemente el creciente número de iniciativas universitarias
que ingresan, por sus propios fueros académicos, entre las
actuaciones públicas, sin recibir el dudoso sacramento de
“políticas de Estado”.
Puesta
en medio del conflicto público pese a un irreprochable
comportamiento institucional, la Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación parece llamada a abandonar un riesgo fatal: el
abandono de la crítica.
1“Vandalizaron
local de la Facultad de Humanidades: “Fuego al patriarcado”, El
Observador,
(23/11/18)
https://www.elobservador.com.uy/nota/vandalizaron-local-de-la-facultad-de-humanidades-fuego-al-patriarcado--2018112314942
2“Uruguay:
marcha del silencio contar la impunidad”, Red
latina sin fronteras (15/05/16)
https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2016/05/15/uruguay-marcha-del-silencio-contra-la-impunidad/
3
“8M.Universidad
abordará problemas vinculados al género desde perspectiva de
derechos”, CSE,
(8/03/17)
http://www.cse.udelar.edu.uy/2017/03/08/8m-universidad-abordara-problemas-vinculados-al-genero-desde-perspectiva-de-derechos/
4Respecto
al sentido de conjunto de estas expresiones, ver en este blog “Dique
Mauá: el dique del contragobierno”
https://ricardoviscardi.blogspot.com/2018/10/diquemaua-el-dique-del-contragobierno-1a.html
5
“Petición
de restauración y restitución del monumento dedicado a Isidore
Ducasse, Jules Laforgue y Jules Supervielle”. Recuperado de:
http://entre-dos.org/peticion/?fbclid=IwAR2pJUGxyg8IZGFc6KE7mjsKEXv0fPW3dwRlPInFEOHLLgo3nrOhrKteN0M
6Derrida,
J. (2001) L'université sans condition,
Galilée, Paris, p.12.
7Derrida,
J. op.cit. p.19.
8Laval,
Ch. Dardot, P. (2016) La pesadilla que no acaba nunca,
Gedisa, Barcelona, p.25.
9
Viscardi, R. (2017) "Tecnocracia y control institucional del
saber" Revista Humanidades No. 3, FHCE-UdelaR. Recuperado
de: https://www.aacademica.org/ricardo.g.viscardi/10.pdf
10
Viscardi,
R. (2018) “La
Universidad de la República (Uruguay) ¿Un ente
testigo de la evolución universitaria?” Recuperado
de:
http://revistaeducacionypedagogiacesmag.com/ojs/index.php/EDUPE/article/view/9/pdf
http://revistaeducacionypedagogiacesmag.com/ojs/index.php/EDUPE/article/view/9/pdf