La
Nave de los Locos en el océano global: el batllismo del siglo XXI
1ª
quincena julio 2012
La figura de la “Nave
de los Locos” llegó a revestir cierto aura nostálgico, menos por la restitución
que hiciera Foucault de la locura abandonada a la buena de Dios[1],
que por la recuperación encargada al
principio de toda rememoración: reivindicar algún trasfondo difuso entre las
penumbras de la subjetividad[2]. Destinado
al cabotaje social, tal navío pone proa sin embargo hacia la travesía a
distancia, rumbo que convierte al ciudadano de a pie, hoy ante la pantalla, en aterrado tripulante del buque insignia del desvarío, ante la inminencia del
naufragio en la mundialidad de la seguridad, la educación y los golpes de Parlamento[3].
Ya no más derrotero de
la Providencia que la Stultifera
Navis tomará por los rumbos de la misericordia divina, ni travesía modelo a punto
de levantar anclas para el viaje ideal del Titanic,
la Nave de los Locos pone rumbo al efecto de la emisión tecnológica confundiéndola
con una realidad social objetiva. Celebra ceremoniosamente el desquicio que avista
una causa social –es decir una reciprocidad natural- allí donde no cunde sino
una estrategia mediática –es decir una actualidad artificial-.
La Stultifera Navis del Estado-nación se afana por encontrar un puerto
de abrigo, donde fondear ancla en una base social, mientras la sociedad
contractual –es decir, moderna- transita a contramano por un canal de oleajes
emocionales e ideológicos enfurecidos. Un capitán a punto de zozobrar entre los
suyos[4] gobierna desde ya el timón heroico con el joy-stick de la consola y la profundidad
sustancial con la simulación electrónica. El timonel de este mar de pantalla
pasa por tantas tormentas y puertos como lo permita el reinicio del software,
cuando confunde la emisión programada con el hecho fáctico.
Olvidado ya de aquel “salvar
los hechos” leibniziano, descaecido ante la secularización naturalista del
sentido, observación empírica mediante, el moderno atrasado por el reloj
insondable de la realidad se confía al tic-tac del más allá objetivo. Este
ritmo ineluctable le provee la continuidad pragmática, en cuya linealidad
inalterable confunde hacer con ser. En términos oceánicos de la navegación a
distancia de la mundialidad, tal aventurarse en el valle-montaña de la próxima
ola le promete un horizonte trascendente, cargado de espuma de resultados.
La “lectura interna”
(del texto) y la “lectura interna” (del contexto)[5]
son lo mismo, porque el sentido progresa en tobogán sin poder decidir de paso,
si el horizonte quedó atrás pero por debajo, o se avecina en muralla al zenit. Un
día la liberalización cunde entre los ignorados como reconocimiento de
circunstancias inexorables[6],
al día siguiente se propone un campo de concentración para los enfermos de moda[7].
Al amanecer se condena un golpe de Estado ante el espíritu desconocido de una
Carta Magna[8],
al mediodía se advierte que las instituciones merecen ser respetadas, para
cargarle nafta al tanque del vehículo democrático[9].
Ufanos de aportar
soluciones de Estado, los pragmáticos del retraso reivindican la significación
del batllismo[10].
Algunos batllistas curiosos descubrieron décadas más tarde, tras experimentarlo
en su propio descaecimiento, que el pragmatismo militarista puede enfundarse en
la misma casaca operativa que luce el estadista de birlibirloque. Incluso
llegaron a celebrar, derrota electoral mediante, el retorno de un insospechado
aliado estratégico, por la vía de un pragmatismo cuya identidad, indiscernible
del oportunismo en tiempos de red, salta a la vista por su ceguera[11].
La trágica
gubernamentalidad del tupamplismo consiste en confundir el pragmatismo de un
Estado cargado de representación con la representación de un estado encargado a
la tecnología. La continuidad del primero se ilustra a lontananza con la tierra
firme de la reciprocidad social, que la institucionalidad orquesta, la
continuidad del segundo se confunde con la reversibilidad entre la pantalla y
la mirada, en cuya fatal interactividad de imagen el Estado queda a cargo de la
publicidad.
El oportunismo de
antaño ya es indistinguible del pragmatismo del presente, en el cual la
pragmática del Estado batllista es un envase descartable de la industria
electrónica. En este naufragio que la pantalla hunde, una vez desechada, hasta
el piso del contenedor de basura, el fondo de los mares descartables oficia de
archivo de residuos, que algunos confunden con el reciclaje histórico de la
sociedad. Pululan en la red vial del sentido hurgadores desencantados que
intentan reconvertirse a la religión laica del Estado batllista[12],
cuando no se ilusionan con Maracaná 2014, sin llegar a percibir que nuestros
cracks de selección juegan día a día en el fútbol global, que nos toca ver vía
satélite.
Conviene recordar a los
incautos que se ilusionan aún con la tierra firme del sentido histórico, que la continuidad de realidad que reivindican
en el presente concreto, inunda desde ya mediáticamente la cubierta de un navío
lastrado de pragmatismo herrumbrado. Cabría recomendarles a los ilusos e
ilusionistas por igual, las instrucciones individuales dadas a los pasajeros
para caso de naufragio en el sinsentido de la inmensidad a distancia. Mientras tanto,
el pragmatismo del batllismo del siglo XXI ya flota a la deriva en versión
pos-batllista o tupamplista por igual, sobre un casco de Estado perforado por
vías de agua abiertas bajo la línea de flotación, por donde el líquido elemento
de la globalidad ingresa a raudales, en medio de los disparatados golpes de
balde de un timonel tan ebrio de hechos como obsoleto de entendederas.
[1] Foucault, M.
(2004) Philosophie, Gallimard, Paris,
p.60.
[2] La Nave de los
Locos fue un programa radial animado por Horacio Buscaglia, figura uruguaya de
los años 60’, cuyas emisiones tuvieron particular influencia sobre el público
juvenil de la post-dictadura. Ver al respecto “Nacidos en dictadura” http://nacidosendictadura.blogspot.com/2009/05/dias-de-radio.html
[3] Acerca de “mundialidad”
ver en este blog “El mayordomo de la mundialidad” http://ricardoviscardi.blogspot.com/2011/12/el-mayordomo-de-la-mundialidad-auge_1443.html
[4] Particularmente
de cara al resultado de las elecciones internas del Frente Amplio. Ver “Por un
puñado de votos”, Voces (14/06/12)
Montevideo, p.3 https://2414f8b3-a-1cdd88af-s-sites.googlegroups.com/a/voces.com.uy/web/ediciones/2012/archivos/voces345.pdf?attachauth=ANoY7cqRM7FLkSrGnJ2PhsVfK9R7JevL2B_AFGleXj0K5yX1AHCh0N-v48ASY-bc4lGH0m-v2xDHQAyjIiZt0JCM2iiAYMALmxsD89gryr1pkyMhXAHqCDFjEa4b_cZ4CIGsy3gvVelXnnZMYwKODoqIdDFLoBn_lTyqKRYIAqdf_Xm5XCa4kwGAWu84eI43FPfkDik7mT3yNv4Q0W5PisLVTqyL0BsTiSLDgra_oOveU3O2zd7BvCE%3D&attredirects=0
[5] Ver al respecto
Derrida, J. (1995) El lenguaje y las
instituciones filosóficas, Paidós, Barcelona, pp.48-49.
[6] Lamolle, G. “MarihuAncap”,
La Diaria (22/06/12) Montevideo http://ladiaria.com.uy/articulo/2012/6/marihuancap/
[7] Uval, N. “Una
obsesión compulsiva” La Diaria
(28/06/12) Montevideo http://ladiaria.com.uy/articulo/2012/6/una-obsesion-compulsiva/
[8] “Los chicos de
la cuadra” Montevideo Portal
(28/06/12) http://www.montevideo.com.uy/notnoticias_171049_1.html
[9] “Pichicateros
del mundo uníos” Montevideo Portal
(28/06/12) http://www.montevideo.com.uy/notnoticias_171080_1.html
[10] “Bonomi asimiló
legalización y control estatal de la marihuana con lo hecho por el batllismo con
el alcohol y el juego” Red21 (22/06/12) Montevideo http://www.lr21.com.uy/politica/1044408-bonomi-asimilo-la-legalizacion-y-control-estatal-de-la-marihuana-con-lo-hecho-por-el-batllismo-con-el-alcohol-y-los-juegos-de-azar
[11] Abdala, W. “¿Cuánto
tiene el presidente Mujica de “Galeano” en su discurso?” Opinar http://opinarahora.blogspot.com/2010/10/cuanto-tiene-el-presidente-mujica-de.html
[12] Acerca de la
connivencia entre el tupamplismo y el trasfondo ideológico de la
sociedad batllista ver en este blog “El año del desengaño” http://ricardoviscardi.blogspot.com/2010/12/el-ano-del-desengano-1-quincena-enero_1124.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario