Volátil
voto, de vuelo electoral gallináceo: el blooper de las encuestas
2a.
quincena, noviembre 2019
Una
comparación desgraciada
Henchido
el pecho de orgullo patriótico y engolada la garganta de evidencia
abrumadora, una vez más periodistas y “analistas” proclamaban
pantalla mediante, una vez culminada la votación del 24 de
noviembre, la excepción democrática uruguaya por encima del resto
latinoamericano. El autoelogio provenía de la diferencia entre un
continente convulsionado y el ejemplo de una votación sin incidentes
que la empañaran. Tal asimilación entre un procedimiento comicial y
la excelencia democrática, además de fallida ya en el concepto, en
cuanto reduce la significación política a un formalismo procedural,
es ante todo desgraciada porque lo que desprecia se manifiesta,
justamente, contra lo que ensalza: la mayor parte de las
“convulsiones” tan denostadas en países hermanos, no tuvieron
lugar en instancias comiciales, sino en contra precisamente de los
efectos políticos que se generaron una vez cumplidas las elecciones.
Tales efectos no cundieron en el marco del evento comicial, sino con
resultados a la vista durante cierto período, ante medidas de
gobierno que provocaron la sublevación de sectores ingentes de la
población.
Dice
Rancière : “La democracia no es ni
la autorregulación consensual de la pluralidad de las pasiones de la
multitud de inviduos ni el reino de la colectividad unificada por la
ley y amparada por la declaración de Derechos”.1
En buen romance: la democracia no se puede reducir a las formas
republicanas, ni menos al minucioso recuento de papeletas tras una
votación obligatoria.
Si
se aludiera, con tal ejemplaridad uruguaya, a un clima social que se
traduce en la particular instancia de los comicios, los
contraejemplos serían aún más abrumadores: con un impeachment
doloso contra Dilma Roussef, que equivale a un golpe de estado legal
de por medio y el político (Lula) más popular del país preso, las
ultimas elecciones brasileñas no generaron ninguna sacudida
“violenta”. Más aún, la Argentina de la hiperinflación y del
crecimiento exponencial de la pobreza acaba de celebrar elecciones
en el clima más normal.
Los
“incendios” que (según nuestros adalides mediáticos) hubieran
hecho saltar en llamas una instancia comicial en tierras vecinas,
describen con realismo imaginado (y no meramente imaginario) lo que
nunca ocurrió: lo que sí ocurrió, es que tras un período de
gobierno que siguió a una elección transcurrida según las
formalidades tan ensalzadas, sectores significativos de la población
se levantan contra gobiernos “electos democráticamente”, no
porque los comicios hayan estallado en conflictos, sino ante todo,
porque los efectos de las políticas que se instalaron a través de
esos mismos comicios hicieron arder en llamas la legitimidad pública
que supuestamente revestía el sufragio (abonando el razonamiento de
Rancière : la democracia proviene de
los bordes).
Tal
es inequívocamente, el caso de Chile, de Ecuador, en otra medida el
de Venezuela, donde los observadores internacionales refrendaron el
último resultado electoral, más allá de una confrontación que no
se originió en las elecciones, que el chavismo ha venido ganando
sucesivamente, sino en el propio contexto de la gubernamentalidad que
instalan -por vía legal- los ganadores. Otro tanto ocurre en el
trasfondo del proceso boliviano, donde las elecciones, lejos de
originar el conflicto, sirven de excusa para protagonizar un golpe de
Estado, en el marco de una conflictividad que no tiene como marco
general la violencia electoral, sino una conflictividad de marcado
sesgo étnico como pauta de desigualdad.
Barthes
hubiera integrado con placer el relato mediático al que asistimos el
domingo por la noche en sus fragorosas “Mithologies”.2
E
pur si muove
El
intento de explicar el 8,5% que recupera el Frente Amplio en menos de
un mes por una actitud reflexiva del votante en la semana previa a
las elecciones (las compulsas hechas 7 días antes daban una
diferencia de entre el 7 y el 10%, según las encuestadoras, a favor
de Lacalle Pou),3
o de explicarlo por un supuesto impacto de declaraciones
intrascendentes de militares, se mofan de la inteligencia de la
gente. Quien reflexiona con enjundia hasta el último momento, por lo
mismo lo habrá hecho desde el primero. La oscilación del electorado
manifiesta, inequívocamente, la indiferencia ante las opciones en
juego, en el mejor de los casos, por sacar un poco de donde se había
puesto (en la primera vuelta) mucho (a favor de Lacalle Pou, que sumó
apoyos de hasta el 55% de las expresiones políticas en la primera
vuelta y ahora apenas se acerca a la mitad del electorado).
Quienes
razonan tomando por paradigma a un elector ideal, que reflexionaría
hasta el instante mismo de introducir la papeleta en la urna, no
perciben lo que denuncia una antigua máxima: “cuando se quiere
demostrar demasiado, se termina por demostrar lo contrario”: de
existir, tanta vacilación comicial no traduciría, sin asomo de
duda, sino la incertidumbre que inspiran las opciones en liza. Si las
diferencias no son significativas, no hay elección precisamente en
el sentido de la reflexión, sino un giro de perinola a suerte y
verdad.
Sin
embargo, percibimos que el electorado se apasiona, entusiasma y
moviliza. Sí claro, porque percibe un trasfondo de incertidumbres y
amenazas que el Frente Amplio, durante tres mandatos con mayoría
parlamentaria absoluta no ayudó sino a empeorar (en inseguridad,
desindustrialización y marginalidad). Los sectores coaligados contra
el Frente Amplio representan lo que trajo el golpe de Estado o lo
protagonizó (las mayorías del Partido Colorado y el Partido
Nacional, que ahora suman el “apoyo electoral” del abanderado
-Manini Ríos- del propio sector golpista), sin hablar de la
neoliberalidad hoy ya mundialmente desacreditada por sus propias
catástrofes gubernamentales, cuando no constitucionales,4
que esos sectores impulsaron en sucesivas presidencias (Sanguinetti
dos veces, Lacalle padre, Batlle) cada vez más “bicoloras”,
hasta llegar al “multicromatismo” de hoy.
Se
configura entonces una movilización contradictoria, el voto volátil,
confundido aún por la idea de una representación de Estado capaz de
orientar el destino público, pero migrante de uno a otro sector y
dispuesto, en buena parte, a borrar con el codo lo que escribió con
la mano menos de un mes antes. Pero se mueve y seguirá haciéndolo,
una vez incluso, que la promesa electoral cuaje en más inseguridad,
más desocupación, más marginalidad.
Un
objeto sin objeto: el blooper de las encuestas
Imbuida
de un cientificismo pacato y obsoleto, cierta bienpensancia
mediática se pregunta porqué por enésima vez, aquí y allende
fronteras, fracasaron las encuestas. La proyección estadística de
datos supone que la realidad tiene una consistencia que permite la
aproximación a una predicción, a condición que el objeto a estimar
cuente con relativa estabilidad observable. Para representar
-re-presentar- (por ejemplo una opinión) es necesario contar
inicialmente con una presencia. El saber que habilita la perspectiva
encuestadora es concomitante, por consiguiente, al que pretende
representar la sociedad según finalidades programáticas: la dos
perspectivas suponen -y comparten- una misma convicción en la
consistencia natural -y naturalizadora- de un único orden observable
y sub-yacente a la actividad que (lo) “piensa”.
Protagonizada
en la base de la comunidad por la diferenciación de perfiles
personales y grupales, el proceso de la comunicación tecnológica
traduce, al contrario de un pensar separado de un objeto yerto, la
diferenciación activa y recíproca de unos y otros.5
Pretender “medir” el estado de la opinión pública equivale, por
el contrario, a acertarle a un blanco fijo que sólo tiene de fijo su
móvil. Este móvil se moviliza ya por sí mismo, desde que la
opinión se constituye a través de medios movilizadores, masivos
(prensa, periódicos, TV), interactivos (sitios web, blogs), “redes
sociales” (facebook, whats app, twitter), que colectivizan los
desplazamientos de pareceres. Tal conjunto heterogéneo configura sus
propias tendencias, sin darle un ápice de importancia a un programa
anclado en una supuesta totalidad estable y ajena a la actividad de
los particulares (el todo social-material). El objeto de que se
trata, en el caso de la opinión (particular o pública), no sólo
tiene por finalidad buscar un alternativa desde el punto de vista del
parecer propio, sino que cuenta además, en la actualidad, con los
medios tecnológicos para diferenciar activamente esa búsqueda de
cualquier instancia institucional (es decir, de un lugar donde venga
a ser substituida su actividad propia).
La
lucha por la democracia se instala desde ya en ese plano, contra los
aparatos que intentan manipular las corrientes de opinión a través
de corporaciones mundializadas, de mediciones de opinión y de
empresas de información (por ejemplo, contra aparatos como
Verificado.uy).6
En una comunidad religada por un profuso sistema de medios, intentar
medir el estado de aquello que tiene por objeto incidir con móviles
propios, equivale a estudiar un objeto sin objeto. Por añadidura, a
proclamar una verdad de permanencias en un contexto donde la verdad
configura un “tercero incluido” como equilibrio de influjos,
circunstancias y tendencias. Tal movilidad, incluso la del volátil
voto, de vuelo electoral gallináceo, habilita a pensar que mañana
la calle será a la imagen de los designios, ya muy lejos del
congelador predictivo.
1Rancière,
J. (1994) En los bordes de lo político.
Santiago: Editorial Universitaria, p. 43.
2Barthes,
R. (1957) Mythologies. Paris: Seuil. Recuperado de:
https://monoskop.org/images/9/9b/Barthes_Roland_Mythologies_1957.pdf
3Ver
al respecto en este blog “UPM como poder: el sujeto declinante en
la globalización”
https://ricardoviscardi.blogspot.com/2019/09/upmhace-milagros-sanguinetti-defiende.html
4Navarro,
Consuelo; Espinosa, Lorena. “¿Por qué cambiar la constitución
chilena de 1980?: aportes para un debate democrático”
(03/11/2019) Theclinic.cl
https://www.theclinic.cl/2019/11/03/por-que-cambiar-la-constitucion-chilena-de-1980-aportes-para-un-debate-democratico/
5D'Almeyda,
N. (2007) La
société du jugement,
Colin, Paris.
6Ver
en este blog “Verificado.uy: el retorno de Bin Laden”
https://ricardoviscardi.blogspot.com/2019/07/verificado.html